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CAPITULO XXV.


De el modo con que celebran las pazes y publican la guerra, y las ceremonias que hazen para convocarse para ella y para animar a sus soldados.


El modo de jurar la paz de los indios.—Matan una oveja de la tierra y tintan con la sangre de el corazon el canelo.—Repártenla entre todos para que todos se obliguen.—Hazen los caciques sus parlamentos exortando a la paz.—Entierran los instrumentos dé la guerra quando dan la paz.—£1 modo como abren la guerra y se probocan a pelear.— Hazen temblar la tierra y exórtanse a la pelea.—El que recibe un pedacito de la oveja queda obligado a la guerra.—Beben los caciques en las cabezas de los gobernadores y capitanes que matan en la guerra.—Hazen votos de matar gobernadores y capitanes.


Quando unas provincias han de hacer pazes con otras o los indios de guerra con los Españoles, tienen sus ceremonias particulares con que las celebran y son como el juramento de guardarlas: que esta nacion, como no conoce al Dios verdadero ni tiene dioses falsos, no haze juramento para cosa ninguna, y lo mas que entre si suelen jurar es por mi corazon, o por mi Padre, o mi Madre, quando entre si tienen algunas porfias; mas para establecer cosas de importancia y jurar unas pazes, no tienen juramento con que obliguen, mas que las ceremonias siguientes. Júntanse las Provincias que dan la paz, y los caciques y toquis generales de ellas vienen con ramos de canelo en las manos y traben atada con una soga de la orexa una ovexa de la tierra, y tantas quantas son las provincias, y en llegando delante del Gobernador o de las otras provincias a quienes dan la paz, matan las ovexas de la tierra, dándola a cada una con una porra un golpe en la cabeza y otro en los lomos, con que cae en el suelo y no se menea mas. Luego la sacan el corazon vivo y palpitando, y con su sangre untan las ojas de el canelo, y le dan el corazon y la ovexa al cacique o persona con quien hazen las pazes, el qual le reparte en pedacitos de modo que de el corazon y de la ovexa quepa algun pedazo a cada uno, porque el recevir aquel pedazo es obligarse a guardar la paz y muestra de que todos se han unido en un corazon y héchose un alma y un cuerpo, y que con la sangre de aquella ovexa han escrito en las oxas de aquel arbol, que es simbolo de la paz, la promesa y los conciertos de ella.

Y en las ramas de el árbol, ungidas con el corazon y la sangre de él, quieren dar a entender que como aquellas ramas están unidas en un tronco y participaron de aquella sangre, assi han de estar unidos los que conciertan la paz y participan de la sangre y de la carne de aquella ovexa, con