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HISTORIA DE CHILE

banda de el rio a dar la paz vieron que los nuestros avian muerto al hijo de su cacique y que con su cabeza cantaban victoria, que es probocar a la guerra, dixeron entre si: "¿qué pazes son estas? no quieren paz los Españoles ni los indios sus amigos, pues a nuestros ojos cantan victoria con la cabeza de nuestro cacique. Y pues no quieren paz, aqui les hartaremos de guerra, que tan valientes somos como ellos, y tan buenas manos tenemos y aun mexores. Ande la guerra y todo el mundo se aperciba para pelear." Aqui se ve bien el escándalo que causó al enemigo la muerte de este indio y los daños que causó, pues estorvó la paz de aquellos indios y la de toda la tierra, pues solos ellos faltaban para estar toda la tierra de paz i en el mexor estado que jamas se ha visto. Con que se estorbó la converssion de los infieles y la paz universal, y desde aqui se volvió a fraguar un alzamiento universal que ha costado hartas vidas, y haziendas, y hartas almas que miserablemente se han perdido, y todo se ocasionó de la desgracia que luego se siguió, que fué el castigo de Dios.

Passó nuestra gente a la otra banda de el rio a pelear con el enemigo, con mal orden y peor disposicion, y el enemigo dió sobre ellos con tan buen orden que luego los derrotó, y sin pérdida de ninguno de los suyos mató la flor de los nuestros, metiéndolos a lanzadas en el rio y atropellándolos unos sobre otros, quedando por señores de el campo y de las armas y municiones, y poniendo lo restante del exercito en peligro de degollarle, faltando bien poco para que los indios amigos se amotinassen contra los Españoles y uniessen sus armas con las de los enemigos, como lo intentaron, aunque no llegó a execucion por entonces hasta el año siguiente, que fraguaron el alzamiento general, siendo este mal succeso la levadura de el de revelion, llebándole desde aqui concertado. ¡Caso lastimoso que basta para confirmacion de los daños que se siguen de estas muertes atroces a la usanza, y de lo mucho que Dios se desagrada de ellas, por ser tan contrarias a la piedad christiana! Y aunque algunos las quieren paliar con dezir que se los dan a los indios aquellos cautivos, para que como ejecutores de la justicia y como verdugos, los castiguen, es razon paliada que el cautivo ya rendido y asegurado en nuestras tierras no se le mata a sangre fria ni se le quita la vida entre christianos, si no es en el furor de la batalla o quando en la marcha aprieta el enemigo y no se puede guardar sin recelo de fuga o que haga mayor daño. Pero trahido ya a nuestras tierras y asegurado en prision, es inhumanidad quitarle la vida, y la justicia no quita la vida a ningun delincuente con odio y comiéndole las carnes y relamiéndose en su sangre, como lo hazen los indios.

Lo qual no se debe en tierras de christianos consentir a los indios amigos que son ya vasallos de un Rey tan christiano, introduciendo en ellos la ley de la piedad y de la misericordia, y obligándoles a que degen la ley gentilica de el odio que usan los gentiles: que como barbaros y crueles, quando han de hazer una fiesta y borracheras, si no tienen en su tierra algun cautivo a quien quitar la vida para solemnizar la fiesta, van a la otra a comprarle, y las viejas y los niños han de comer de sus carnes y labar las manos en su sangre. Y quando es algun indio valiente y que en la guerra les ha hecho muchos daños, le suelen cortar a pedacitos sus carnes y obligarle a él que se las coma. Y en las juntas generales, que llaman Coyao, una provincia le corta la cabeza, otra le da con la maza en el celebro, otra le saca el co-