to indio amigo confederado con el Español contra ellos, pues toda la tierra estaba de paz y de parte del Español, entraron en consejo y trataron de dar tambien ellos la paz y no quedar solos con tanta multitud.
Salieron conformes los pareceres de su consexo, y desde la otra banda de el rio, que es muy caudaloso y no tiene vado, llegaron algunos caciques de parte de los demas a dezir: como querian tratar medios de paz y que todos estaban muy dispuestos a darla, pues ya toda la tierra la avia ofrecido y no querian ellos ser singulares ni tener contra si el poder de los Españoles ni las armas de los indios sus amigos. Y que para tratar de este punto se llegasse a la orilla de el rio el capitan Baltasar Quixada, a quien conocian por aver estado en sus tierras. Fué el dicho capitan con orden del Maestre de campo don Juan de Salazar a tratar con ellos de las pazes, y respondióles a su embaxada diziéndoles: que de nuestra parte siempre se les admitiria la paz porque assi lo mandaba su Magestad, y que el Maestre de campo estaba dispuesto a recevírsela porque llebaba orden de el gobernador para admitirles la paz, si la quisiessen dar de buenas a buenas, y sino de pelear con ellos y hazerles la guerra. Con lo qual fueron estos mensajeros y caciques muy contentos a tratar con los demas que passassen todos de esta banda de el río a dar la obediencia a su Magestad y a ver al Maestre de campo y darse por amigos de los Españoles.
Mientras los caciques de Osorno i Cunco trataban de venir a dar la paz, piden los amigos que estaban de esta banda de el rio con el exercito español al Maestre de campo un indio para matarle a su usanza y animarse a passar el rio y pelear. Avian cautivado algunos cuatro o cinco indios de esta banda de el rio, y uno de ellos era hijo del cacique mas principal de la otra banda y que vivia al passo de el río llamado Guenu-Pillan. Pidieron señaladamente al hijo de este cacique, y un Español lo solicitó capitan de naciones, que no debiera, que despues lo pagó y muríó a manos de el enemigo por su solicitud y en castigo de su pecado: concediósele el Maestre de campo sin mirar a que se estaba tratando de pazes. Sentílo por extremo y hize quanto pude por estorvarlo y librarle, y no pude conseguir nada. Y aunque propuse lo que lo avian de sentir los indios de la otra vanda ver matar a su vista el hijo de su cacique y en tiempo que él estaba solicitando con los suyos las pazes y conciliando las voluntades, y que ya que ubiesse de morir alguno no fuesse aquel, no ubo remedio, sino que por el mismo caso avia de morir el hijo de el cacique para que con el sentimiento y con el miedo acabassen de venir a dar la paz o se quedassen enemigos. Viéndolos tan duros traté de catequizar al indio y disponerle para que muriesse christiano y reciviesse el santo bautismo, y hállele tan blando y que recivia las cosas de Dios con tanto affecto, que conocí que le tenia Dios predestinado para su gloria, y bautizóse con grande Fe y devocion, y abrazándose de mí le llebaron al lugar de el sacrificio.
Subieron todos los indios amigos a un cerrito para que los viessen mexor las tropas que se iban juntando de la otra banda de el rio, mataron al inocente indio, haziendo sus ceremonias como se dixo en el capítulo passado, y lebantando la cabeza en una pica cantaron victoria a vista de los enemigos, que mas fué pronostico de la que ellos avian de alcanzar de los nuestros. Quando los indios enemigos que estaban concertándose para venir de esta