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HISTORIA DE CHILE

las espaldas y con su cruz en las manos, otros por no tener sacerdotes que les ayudassen, no se disponian tan bien como debieran. Y en fin, era una lastimosa carniceria de españoles en aquel tiempo la tierra de guerra, y siempre lo es, aunque no con tanta frecuencia.

De mas de el apetito de venganza que a esto les mueve y el ser de su natural feroces, no se puede dudar sino que les enciende el enoxo y los irrita la cólera el ver que los Indios amigos de los Españoles, y que muchos son ya christianos, y aunque no lo son viven con los christianos y tienen union de armas con ellos, hagan los indios de guerra que cogen lo mismo, matándoles a su barbara usanza, sacándoles el corazon, comiéndosele a vocados y haziendo flauta de sus canillas y huesos. Y assi, por no irritarlos mas y por la indecencia que trahe consigo el usarse en tierras de christianos una crueldad tan barbara, debian los Gobernadores, los Maestres de campo y sarjentos mayores no consentir mas en sus tercios semejantes atrocidades tan contrarias a la piedad christiana. Y aunque lo escusan con que los indios amigos se sentirán de que se lo estorven, no es razon que convence, que siempre he visto que quando lo han querido estorvar lo han hecho, y quando han querido conservar a un indio esclavo para servirse de él o para venderle, le han librado de la muerte, y aunque los indios le han pedido para matarle, con buenas razones le han conservado. Y los indios amigos son tan sugetos y tan convenibles que en dándoles una botija de vino y diziéndoles que maten a un perro negro en lugar de algun indio que han pedido para matar, le dexan y matan en su lugar al perro. Y siendo este uso gentilico y tan contra la christiandad y humanidad que professa la religion christiana, se debiera desterrar de las tierras de los christianos y no consentirse entre los vassallos de un Rey tan catolico y humano, aunque no fuesse sino por el exemplo de los barbaros y que conociessen por ay quanto se difierencia nuestra santa ley de la suya, y que si la suya se exercita en crueldades y en venganzas, la nuestra tiene por profession propria las piedades y el perdon de los enemigos.

Grande es la importunacion de los indios amigos en pedir a los Gobernadores y demas ministros siempre algun indio de los que se cautivan para matarle a su usanza, por no ser menos en eso que los indios enemigos, que hazen con ellos lo mismo y assi mismo con los Españoles quando los cautivan. Pero esas importunaciones de los indios son faciles de vencer, y la condescendencia con ellos en eso, es dañosa, de mal exemplo y escandalo, y de que se pueden seguir grandes daños y inconvenientes, y que sin eso se puede con razon temer no nos castigue Dios con malos succesos por no ajustarnos con su santa ley y no hazer a los indios a la nuestra, sino que ellos nos hagan a la suya. Y para que se vea un castigo de Dios manifiesto y los daños que de matar los indios amigos de nuestro exercito a otro de el enemigo se siguieron en la lastimosa perdida de el rio Bueno, diré lo que passó, como testigo de vista, y fué: que aviendo ido por orden de el Gobernador, D. Antonio de Acuña y Cabrera, el año de 1654 el Real exercito con las mayores fuerzas que avia en el Reyno de españoles y amigos indios de Arauco, Boroa y la Imperial, al Rio Bueno a castigar a los indios de Osorno i Cunco, que solo eran enemigos, viendo desde la otra vanda de el rio los indios tan numeroso exercito, tanto movimiento de armas, tan-