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DIEGO DE ROSALES.

Perú eran muy soberanos, y los chilenos no se quisieron sugetar a Rey ninguno, y su altivo y valeroso animo no sufre reconocer dominio ni señorio, si bien los mas proximos al Perú, como los de Copiapó, tubieron alguna sugecion por algun tiempo, porque le contribuyeron oro que sacaban de sus minas, y en ninguna otra parte hablan la lengua del Perú, sino hasta Coquimbo, que es señal de que esos pueblos se le sugetaron y no otros ningunos.

Por esta misma causa, no solo se resistieron al señorio de el Inga, sino que jamas quisieron admitir Rey, ni gobernador, ni justicia de su propia nacion, prevaleciendo siempre entre ellos la voz de la libertad y no sufriendo su impaciente natural sugecion alguna. Por esto tiró cada uno por su camino, o cada familia y parentela por el suyo, elijiendo cada uno entre todos al mas digno o al mas anciano para que los gobernasse, a quien se sugetan los demas, sin imperio, opresion ni vasallage. Y de aqui tubieron origen sus caciques, que son su señores, a quienes reconocen como a cabeza del linage, sin pagarles pecho ni darles mas obediencia que la del respeto de parientes.

Pero aunque cada uno gobierna su jurisdiccion sin ninguna dependencia ni subordinadon a otro, con todo, quando se offrece tratar materias de guerra y en que les va la conservacion de su libertad y de sus tierras, toma la mano, como digimos, el Toqui general y los convoca sacando su hacha de pedernal negro, ensangrentado, como el estandarte de guerra, y embia a los demas Caciques una flecha ensangrentada y unos ñudos en un cordon de lana colorada, y con esto los covoca como con una carta provocatoria para pelear y derramar sangre enemiga. Y estos mensages los embian con gran secreto con su Leb-Toqui, que es su ayudante, y tienen tan observado que los ñudos colorados que llevan i que llaman Cumpron son señal de guerra y provocatoria, para derramamiento de sangre,, que quando ven las cartas de los Españoles cerradas con oblea colorada, se rezelan de que escriben provocándose a hazer guerra contra ellos, porque entre ellos es como carta de guerra qualquiera cosa colorada. Y embiando yo unas cartas a Chiloé desde la otra banda de la cordillera, despues de aver puesto de paz a los puelches, para que supiessen como por aquella parte ni por otra ninguna se les avia de hazer guerra, luego que vieron la carta cerrada con oblea colorada se rezelaron y les pareció que en viéndola los Españoles de Chiloé les avian de venir a hacer guerra, y que en aquella carta los provocaba a ella, por llebar la señal de guerra, colorada. Y assi ube de volverla a cerrar con oblea blanca y la llebaron con gusto de esa manera, y me digeron: "ahora sí que podrá ir esta carta de mano en mano, que la otra avian de entender todos por donde passasse que era para convocar a los Españoles de Chiloé que nos viniessen a hazer guerra, que assi passa entre nosotros; la flecha y los ñudos colorados convidando a todos a la guerra."

Porque para estos apercivimientos va la flecha, el Toqui y los ñudos colorados (que señalan el dia) a un cacique, y este los recive y convoca a su gente, y delante de todos dá el mensagero el recado, y conferida la materia de guerra embia este cacique su ayudante a otro cacique con la misma flecha. Toqui y ñudos; y de esta suerte van pasando por todos, hasta que vuelven estos instrumentos de guerra al Toqui general de donde salieron, y en volviendo a el es señal de que todos aceptaron, y vuelve la respuesta como todos quedan aperciviéndose y que para el dia