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HISTORIA DE CHILE

mer valle que tenian poblado los chilenos, con los quales comenzaron los Peruanos a trabarse por no aver admitido las embaxadas que de parte de su Rey el Inga Yupangue les avian embiado para que los reciviessen por su señor, y por hijo del Sol le diessen la debida adoracion, a quien aviendo avisado de la resistencia que avian hallado en los Indios de Chile y el desprecio que hazian de su Real persona, enoxado les embió otros diez mil soldados con nuevas embaxadas de que su intento no era quitarles su libertad ni sus tierras, sino que le reconociessen por su señor y le adorassen por hijo del sol y dueño de quanto el calienta con sus lucidos rayos; y que a no hazerlo les protestaba y requeria con grandes castigos que les embiaria de el cielo y con mayores exercitos que quedaba aprestando. Viendo los de Copiapó el socorro tan grande que le avia venido al exercito Peruano y que avian de venir otros de nuevo, convencidos de que este reconocimiento pesaba menos que la mucha sangre que les avia de costar la resistencia, vinieron en los conciertos que les offrecian.

De esta manera dice Garcilazo que se fueron entrando los Peruanos hasta Maule, reforzando con nuevos socorros de gente su exercito el Rey Yupangue. Hallándose aqui con cincuenta mil combatientes, embió el general sus embaxadores a los Promocaes y demas chilenos de la tierra adentro, los quales, sintiendo mucho la libiandad de los fronterizos de Copiapó y que ubiessen dexado entrar en sus tierras gente extrangera sin averla degollado luego que lo intentaron, se pusieron en arma. Y aviéndoles embiado los embaxadores acostumbrados el General Inga, protestándoles el daño que les podía venir de tan copioso exercito si no daban la obediencia a su Rey, la respuesta de los chilenos, fué que estaban resueltos a morir antes que sujetarse a Rey ninguno, i que ellos no reconocian a ningun señor y que se aprestasen para pelear luego, que los que venciessen serian los señores, y los vencidos los esclavos. Y sin esperar a mas demandas ni respuestas juntaron un copioso exercito y a los tres dias se pussieron a la vista del exercito Peruano, retándolos y provocándolos a la batalla con mucha voceria y ruido de sus tambores.

Dió gran cuidado a los capitanes Ingas la resolucion de los chilenos y el ver que su exercito llenaba los campos, y temiendo algun mal suceso, les embiaron nuevos embaxadores con requerimentos de paz y buena amistad, haciéndoles nuevas protestas, llamando al sol i a la luna, a los quales respondieron brevemente que se dexasen de vanos razonamientos y viniessen a las manos, que no avian de sujetarse sino al que los venciesse. Y cerrando con ellos, se mostraron tan valerosos los de Chile que pussieron en huida el exercito de el Inga, con muerte de muchos, y despues les fueron siguiendo, y en emboscadas y passos angostos les mataron muchos mas, con que tubieron por bien retirarse y dexar la conquista, reconociendo quan poco avian de ganar en ella y lo mucho que avian de perder: que vale mas un Indio de Chile que muchos del Perú, y en el valor y esfuerzo les haze conocidissimas ventaxas. Y assi los del Perú perdieron las esperanzas y no quissieron asegundar la batalla con ellos, teniendo por mexor consejo el retirarse,, temiendo que los avian de acabar con embestidas y emboscadas, dexándolos en paz y en la segura posesion de lo que tan arrestadamente defendian, que era sus tierras, su libertad, sin sugecion a Rey o señor alguno, porque, como dize Garcilazo y Antonio de Herrera, los Reyes del