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DIEGO DE ROSALES.

a Joan Garcia Tao, como a hombre práctico y que avia corrido todo aquel islambre prometíéndole en nombre de Su Magestad, en cuyo servicio hazia aquella jornada, el debido premio si descubria la dicha poblacion.

Salió de Chiloé con seis embarcaciones, la gente y comida necessaria, año de 1619, y aviendo passado por muchas islas, enderezó el camino a la provincia de Allana, donde avia noticias que se comunicaban esos indios con los Españoles, y antes de llegar dividió sus embarcaciones para coger lengua y una apresó una piragua pequeña en que venian dos indios, y examinados, dixo el mas mozo: que un indio de Semer le refirió varias vezes como avia visto Españoles hacia la parte del estrecho y estado en unas poblaciones muy grandes, y que la una era tan larga que apénas se podía passar en dos dias, y que assi mismo avia visto gigantes hazia aquellas partes. Y pretendiendo el capitan Juan Garcia Tao passar a Allana para desde alli ir en busca de la poblacion, le dixo el indio que llebaba mui poca gente y iba a rriesgo de perderse, porque los indios de aquellas islas y los de tierra firme eran muchos, bien armados y muy belicosos. Y como estos indios no referian cosa de vista, sino de oidas, ni sabian dónde estaba la poblacion, se determinó de passar a Allana, sin hacer caso del riesgo, a coger lengua mas cierta y quien les enseñasse el camino.

Dividiéronse las piraguas para coger lengua, y a poca distancia vieron una embarcacion en que venian dos indios; salieron a cogerla, y aviéndola abordado examinaron los indios, y preguntados de donde eran y que noticias tenian de los Españoles que se avian perdido en el estrecho, respondió el uno que era de una isla junto a Allana y que tenia mucha noticia de los Españoles por que preguntaban; que estaban sitiados junto a una laguna en tierra firme y que por los desaguaderos de la laguna vaxaban en embarcaciones pequeñas al mar a pescar y mariscar, y que de allí passaban a las islas a maloquear indios que les buscassen y sacassen el marisco. Y que como destos indios, que llebaban captivos muchos, se volvian huyendo a sus tierras, de ellos avia sabido esto, y como avia junto a la poblacion de los Españoles otras mui grandes de indios que trahian patenas de oro en la cabeza, orejas, muñecas y el pecho, y una destas poblaciones era tan grande que apenas se podia passar en dos dias. Y preguntado como sabia que eran Españoles y que modo tendrian para irlos a ver, dijo: que eran blancos, rubios y con barbas como ellos, aunque no traian su traje sino el de la tierra, que eran pellones, y que para ir allá le llebassen a su isla y les daria guias y indios de los que avian estado allá, que de allí no avia mas de siete dias de camino.

Partieron en busca de la isla para coger guias, y entrando por un rio de Allana saltaron en tierra, y luego se tocó arma en toda la tierra y en las islas hicieron grandes humos, y un indio arrogante los salió a retar diciéndoles que a que venian a sus tierras, que ya venia sobre ellos una grande junta y presto pagarian su atrebimíento y quedarian en aquella campaña hechos manjar de las aves y de las fieras, y si eran hombres para pelear, saliesse con él a probar las armas y las fuerzas el capitan, y aviendo echado este reto desde la otra banda del rio, se arroxó a él, y passándole a nado con valentia y velocidad, se puso en la orilla a esperar el contendor; pero llegando primero un balazo, dió con él en tierra. El capitan, oyendo el rumor del enemigo que se andaba previniendo para dar en su aloxamiento, considerando que la gente que tenia era poca y que era