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DIEGO DE ROSALES.

clamores de los que avian naufragado, por no aver buque para todos, los dejó en tierra y continuaron su viaje, hasta que desembocaron con bien en la Mar del Sur. Corrieron la costa de Chile, cogieron algun refresco en el Puerto de Carnero como queda referido arriba. Ultimamente aportaron al Callao, donde se guarda mucho tiempo el arbol mayor para memoria de esta navegacion y ser la primera nave que llegó al Perú por este estrecho. En ella vino el Capitan Juan de Riveros, que fué en este Reyno de Chile uno de sus conquistadores y encomendero del Valle de Pilmaiquen, en las Provincias de Arauco. Trujo tambien los ratones caseros que vulgarmente en la lengua de los indios se llaman Deu y los Pericotes perniciosissimo en las casas y en los campos. No los tenian los indios, aunque tienen otros ratones del campo que son de comer y sabrosos, y otros ratoncitos del tamaño de los caseros, que los hixos que paren los recogen en una volsita que tienen en la barriga, y quando les pareze los echan fuera para que coman o mamen, y luego los recogen sin que se eche de ver que los tenga guardados. Uno de estos ratoncitos vi en Quillin acompañando al Marques de Baides, Gobernador de este Reyno, en una campeada que hizo, y aviéndole allado en el campo un soldado, le traxo para que le viesse el Marques y quantos alli estaban, por cosa maravillosa. Tenia quatro hixos peladitos y blancos y que apenas se podian mover, abria el pecho y echávalos en tierra, y luego los volvia a recoger y serrar la abertura, que causa grande admiracion.

Los tristes y miserables naufragantes que dexamos en la playa y dexa el navio que se passa de largo en grande desconsuelo, diciéndoles: no sea que nos falten navio y vastimentos para nosotros y vosotros, se consolaron lo mejor que pudieron, y sin descaezer del animo formaron alojamiento de las tablas y velas de los navios y se atrincheraron gobernados del Capitan Sebastian de Arguello. Pasado el imbierno despacharon una varcea a Chile para que pidiesse socorro de algun navio que fuesse a sacarlos, y considerando quan aventurada iba aquella embarcacion y las inciertas y falibles esperanzas que de su remedio podian tener en ella, se pusieron en camino la tierra dentro, llevando el rumbo al oriente, asta que encontraron en unos llanos, a la falda de la cordillera nevada de Chile, con numerosas rancherias de indios, con los quales tuvieron varios convates, y saliendo siempre victoriosos los Españoles, celebraron amistades y matrimonios con las indias, que ya arian recevido el baptismo y administraban estos sacramentos sus capellanes. Dicen que de estos españoles se pobló una ciudad, que llaman de los Cesares, y de que en otra parte escribiré con mas especifica narracion. Solo diré aqui ahora: que se an echo varias diligencias para dar con ellos, y nunca se a hallado el sitio y lugar donde están, y por los Puelches vinieron dos españoles caminando por la otra vanda de la cordillera, de unos indios en otros desde esa ciudad, asta en frente de la Villarica, y desde alli les dieron passo los indios enemigos i llegaron a la ciudad de la Concepcion, y en el Archivo del Cabildo de aquella ciudad está: como llegados estos dos españoles dixeron que venian de una Ciudad que estaba junto al estrecho, que se formó de la gente que se perdió en el, y que aviendo muerto ellos a un hombre, los quiso castigar la Justicia y se vinieron uyendo, y estos dos hombres dieron razon de todo y estubieron mucho tiempo en la Concepcion y aiudaron a hazer la iglesia de S. Francisco de aquella ciudad, el uno de carpintero y el otro de cantero, que labra todas las pie-