CAPÍTULO V.
Los gloriosos empleos de las cosas passadas facilitan las venideras y esfuerzan el animo para aventajarse en ellas. Allanó felizmente Magallanes el camino, que avian concevido por imposible, y ya competian unos con otros por imitarle. El Emperador Carlos V estaba constante en mantener el derecho adquirido de las Molucas, assi por el vasallaje que le avia jurado Cachil Almanzor, Principe de Fidore, como porque se comprendian en la demarcacion de los descubrimientos del occidente, conforme la sentencia pronunciada por los juezes nombrados por los dos Reyes de Castilla y Portugal para demarcar la reparticion del mundo. Mandó despachar de la corona de Castilla siete navios acabados de fabricar en Vizcaya, embarcáronse quatrocientos y cinquenta españoles a cargo de don Garcia Jofré de Loaysa, natural de Vizcaya, como dice Argensola, o de Ciudad Real, segun Gomara, que siendo originario de Vizcaya nació en essa ciudad: era caballero del orden de San Juan Baptista, de mucha prudencia y esperiencia. Iba por su Almirante el famoso Sebastian del Cano, y por capitanes Don Rodrigo de Acuña, Don Jorge Manrique de Naxara, Pedro de Vera, Francisco Ozes de Cordova y vn Guevara. Largaron velas por setiembre del año 1525. Embocaron en el estrecho a mediado Abril del año siguiente, y a fines de mayo entraron en el Mar del Sur, sin estraordinario contraste, que era ya imbierno, si bien no gozaron mucho de la tranquilidad, porque cinco dias despues fueron convatidos de una horrenda borrasca que los esparció y derrotó de manera que el patache y otras dos naves arribaron a la Nueva España, a la costa de Guante Pique, segun refiere Bernal Diaz del Castillo. Las otras cuatro se recogie-