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HISTORIA DE UNA ANGUILA
el guarda de abajo (Cuadrándose y haciendo el saludo militar.)
En el depósito de maderas, señor.
el jefe de bomberos (Meneando la cabeza.)
¡Todo sea por Dios! Con esta sequedad y el viento que reina... ¡Que Dios los guarde a esos pobres! ¡Qué desgraciados son!... Oye, Dionisio, que los bomberos enganchen y acudan tranquilamente al lugar del siniestro... Yo iré allá dentro de un ratito... mientras que me visto y tomo el te...
el guarda de abajo
El caso es que no hay nadie; todos se han ido. Unicamente Andrés se encuentra aquí.
el jefe de bomberos (Como asustado.)
¡Canallas! ¿Dónde están?
el guarda de abajo
Macario ha echado unas medias suelas a las botas del diácono y ha ido a entregarlas. A Miguel, usted mismo le encargó que fuera al mercado a vender la avena de los caballos... Yegor se marchó con el carro de los bomberos