Página:Historia de una anguila y otras historias.djvu/200

Esta página ha sido corregida
194
ANTÓN P. CHEJOV

—¡Es imperdonable, señor mío!—murmura Prokopi Osipovitch—. ¡Su discurso atañía a un muerto; pero cuando se trata de un vivo, ¡vaya una burla! ¡Acuérdese de lo que decía!: desinteresado, incorruptible. Y además, ¿quién le autorizaba para hablar de mi cara? Por feo y desagradable que parezca, ¿a qué exponerlo públicamente? Esto es una afrenta.