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Historia de un amor turbio

sencia, se encontró con la familia en el centro y tuvo que acompañarla á la estación.

Dos ó tres choques picantes con Mercedes distrajéronlo de la inmediación excesiva de Eglé, sentada á su frente. En el andén logró aislarse con Mercedes en vertiginoso dúo, forzando á tal punto la libertad de historias que ella le concedía, que la joven tuvo que A advertirle dos ó tres veces que era absolutamente imposible seguir oyéndolo. Llegaron hasta la locomotora y el crudo resplandor del día les hizo volver presto. Adentro, la diáfana luz tamizada en que los ojos descansaban abría el pecho con alivio. Sobre el portland luciente sus pasos resonaban claro á contratiempo. Una carcajada que Mercedes no pudo contener se propagó nítida hasta el portón de entrada.

Al sonar la campana, Rohan subió con ellas un momento, sentándose al lado de la madre.

Eglé se colocó junto á la ventanilla, mirando