Esta página no ha sido corregida
7
Historia de un amor turbio
crelase obligado á apretarle el brazo, lleno de afectuosa sorpresa.
—Del campo; hace cinco años que estoy allá.
—En la Pampa; no? No sé quién me dijo...
—No, en San Luís... Y Vd?
—Bien; es decir, regular; cada vez más flaco—agregó riéndose como se ríe un gordo que sabe bien habla en broma de la flacura.
Pero Vd.—prosiguió—cuénteme: qué hace allá?
Una estancia, no? No sé quién me dijo...
También, sólo á Vd. se le ocurre irse á vivir al campo! Vd. fué siempre raro, es cierto... A que Vd. mismo trabaja?
—A veces.
—Y sabe arar?
—Un poco.
—Y Vd. mismo ara?
—A veces.
—Qué notable!... Y para qué?
El muchacho obeso gozaba, muy contento