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Historia de un amor turbio

No voy á mentir.

Lo miró hasta el fondo y apartó los ojos, cansados.

—Vd. cree que lo quiero?—dijo al fin.

Rohan le contestó seriamente:

—No.

—Verdad?

—Verdad.

La joven lo miraba ahora, pensando evidentemente en lo que habría sucedido si ér hubiese respondido....

Rohan acababa de ponerse en pie, cuando la joven le extendió las dos manos.

—Levánteme.

Notó claro el cambio de su voz. Eglé to caba el piano en la sala. La levantó, y con emismo impulso, rápidamente, cruzó sus manos detrás de la cintura de la joven y la besd en la boca. Ella lo rechazó bruscamente. Rohar se compuso maquinalmente la corbata y en tró en la sala.