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Historia de un amor turbio

con un mar de reproches por su ingratitud.

—Cómo ha cambiado en pocos días!—decíale la madre.—Su estómago, otra vez? Es horrible, yo sé. Lo único, lo único es un régimen.

—No le hace mal el cigarro?—le preguntó!

Eglé.

Rohan volvió los ojos á ella y se asombró de la naturalidad con que Eglé lo mira ba.

  1. —No, muy poco.

—Por qué no se va, Rohan?—prorrumpió Mercedes, que estaba alejada en la sombra.

—Mercedes!—gritó la madre severamente.

—Qué, mamá?—contestó la joven, contraida — afrontándola.— Por qué no se va, Rohan?

La madre suspiró levantándose pesadamente del sillón, que crujió.

—El día que Vd. le haga caso á esta muchacha, está perdido—dijo á Rohan. Y al pasar al lado de su hija extendió la mano