Página:Historia de un amor turbio - Los perseguidos (1908).pdf/58

Esta página no ha sido corregida
58
Historia de un amor turbio

XI Pasó una semana sin ir á lo de Elizalde. Lo que continuaba mortificándolo no era tanto la frialdad de Eglé como lo que él llamaba su torpeza de hombre de veintiocho años.—Me he entregado en diez minutos; ni siquiera he' podido sostener la voz. Fueron siete días de vanidad herida y en el fondo, sin que él se diera cuenta, de evidente amor á Eglé, á lo cual se agregó su estómago.

Rohan había deducido de su extraordinaria cura en Europa, la convicción de que nunca más aquél volvería á inquietarlo porque él no quería. Cuando de repente constato, casi con más disgusto por el fracaso de su razonamiento que por su malestar mismo que, á pesar de todo, las cosas retornaban.

Comenzó á despertarse con dolor en la cin-