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Historia de un amor turbio

corte completo de su boca sobre los dientes.

Acercó el taburete á ella hasta tocarle las rodillas.

—Veamos; adivine lo que tengo ganas de hacer en este momento.

—Diga.

—Suponga.

—No, diga!

—No, suponga!

Se sonrieron de nuevo, mirándose, y ella, siempre con los ojos entornados sin mover la cabeza, fué poniéndose gradualmente seria, como cuando empieza la emoción. Seguramente Rohan no era ya el muchacho de antes y la joven sentia que ahora no dominaba ella la situación. Sin embargo y con todo se atrevió.

—....un beso?....

Rohan sintió el golpe de la provocación y los dedos se le crisparon, llenos de hormigas. Inspiró profundamente y se decidió á romper aquélla, poniendo á su interlocutora