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Historia de un amor turbio

sin precaución, como Vd. dice? ¡No puedo, yo creo, ser más cuerdo que ahora!

Por ese lado, no!—se rió alegremente.

Diaz tornó á hacerme otra imperceptible; guiñada.

—No me parece que se pueda tener mayor cordura consciente que ésta—permítame: Ustedes saben, como yo, que he sido perseguido, que una noche tuve una crisis, que estoy aquí hace seis meses, y que todo tiempo es corto para una garantía absoluta de que las cosas no retornarán. Perfectamente. Esta precaución sería sensata si yo no viera claro todo esto y no argumentara buenamente......

Sé que Vd. recuerda en este momento las locuras lúcidas, y me compara á aquel loco de La Plata que normalmente se burlaba de una escoba á la cual creía su mujer en los!

malos momentos, pero que riéndose y todo de sí mismo, no apartaba de ella la vista, para que nadie la tocara..... Sé también que 1