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Historia de un amor turbio

Creía no verlo más. Estuvo afuera?

—Sí, un tiempo... vamos bien?

—Perfectamente; espero sanar del todo an tes de fin de año.

No pude menos de mirarlo.

—Sí—se sonrió.—Aunque no siento absolu tamente nada, me parece prudente espera:

unos cuantos meses. Y en el fondo, desde aquella noche no he tenido ninguna otra cosa.

—Se acuerda?...

—No, pero me contaron. Debería de que dar muy gracioso desnudo.

Entretuvimonos un rato más.

—Vea—me dijo seriamente—voy á pedirle un favor: Venga á verme á menudo. No sabe el fastidio que me dan estos señores con sus inocentes cuestionarios y trampas. Lo que consiguen es agriarme, suscitándome ideas de las cuales no quiero acordarme. Estoy seguro de que en una compañía un poco más inteligente me curaré del todo.