Página:Historia de un amor turbio - Los perseguidos (1908).pdf/222

Esta página no ha sido corregida
222
Historia de un amor turbio

tinué escribiendo: pero el hombre estaba alli.

Desde ese instante, del silencio 'alumbrado, de todo el espacio que quedaba tras mis espaldas, surgió la aniquilante angustia del hombre que en una casa sola no se siente solo. Y no era esto únicamente: parados detrás de mí había seres. Mi carta seguía y los ojos continuaban asomados apenas en la puerta y los seres me tocaban casi. Poco a poco el hondo pavor que trataba de contener me erizó el pelo, y levantándome con toda la naturalidad de que se es capaz en estos casos, fuí á la puerta y la abrí de par en par.

Pero yo sé á costa de qué esfuerzo pude hacerlo sin apresurarme.

No pretendí volver á escribir. ¡Díaz Vélez!

No había otro motivo para que mis nervios estuvieran así. Pero estaba también completamente seguro de que una por una, dos por dos, me iba á pagar todas las gracias de esa tarde.