Página:Historia de un amor turbio - Los perseguidos (1908).pdf/216

Esta página no ha sido corregida
216
Historia de un amor turbio

decir, óigame bien: Yo puedo ó no ser perseguido; pero lo que es indudable es que el empeño suyo en hacerme ver que usted también lo es, tendrá por consecuencia que usted, en su afán de estudiarme, acabará por convertirse en perseguido real, y yo entonces me ocuparé en hacerle muecas cuando no me vea, como usted ha hecho conmigo seis cuadras seguidas, hace media hora... y esto también es cierto. Y también esto otro: los dos nos vemos bien; usted sabe que yo perseguido real é inteligente, — soy capaz de fingir una maravillosa normalidad; y yo sé que usted perseguido larvado—es capaz de simular perfectos miedos. ¿Acierto?

—Si, es posible haya algo de eso.

—¿Algo? No, todo.

Volvimos á reírnos, apartando enseguida la vista. Puso los dos codos sobre la mesa y la cara entre las manos, como yo un rato antes.

M