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García, observó con extrañeza que su marido se levantaba por las noches cautelosamente, y salia de casa. Habiendo seguido sus pasos, impulsada por los celos, vió que entraba sigilosamente en casa de doña Leonor de Vivero, viuda de Pedro Cazalla, y que no era su marido el único que entraba, pues concurrían otras personas de distintos sexos. Las reuniones se celebraban despues en casa de D.Agustín Cazalla, capellan y predicador del Emperador. Las costumbres de Valladolid, donde por lo comun residia entónces la Córte, no eran tan puras, que la platera no tuviese motivos para recelar el que la reunion fuese licenciosa, en vez de ser religiosa, y las tradiciones de la poblacion recordaban algún otro escándalo ruidoso en la familia de cierto platero (1). Habiendo declarado sus sospechas al confesor, éste le manifestó la obligación en que estaba de denunciar al Santo Oficio aquella reunion clandestina. De resultas de la denuncia, los protestantes fueron sorprendidos en casa del Dr. Cazalla, y tanto éste como las demás personas aprehendidas en aquel conciliábulo, conducidos á la cárcel del Santo Oficio.

El dia 21 de Mayo de 1559 fueron quemados públicamente el Dr. D. Agustin Cazalla y sus hermanos Francisco, cura de Hormigos, doña Beatriz Vivero Cazalla y doña Constanza de Vivero, viuda de Hernando Ortiz, contador del Rey. Tambien fueron quemados el maestro Alfonso Perez, don Cristóbal de Ocampo, caballero de la Orden de San Juan, Cristóbal de Padilla, caballero zamorano, el platero Juan García, el Ldo. Perez de Herrera, juez de contrabandos en Logroño, doña Catalina de Hortega, viuda del comendador Loaisa, Catalina Roman é Isabel de Estrada, vecina de Pedrosa, Juana Blazquez, criada de la marquesa de Alcañices y el bachiller Herrezuelo, que murió con gran pertinacia.

Omito los nombres de otros muchos hombres, mujeres y monjas, castigados en aquel auto y los siguientes. De las monjas, dice el historiador Gonzalo de Illescas, testigo presencial del suceso, que eran muy guapas. Ya se dejaría inferir, aunque él no lo dijera, andando de por medio clérigos renegados.

El descubrimiento de los herejes de Valladolid trajo el de otros en Sevilla, y aún en mayor número. Habia sembrado allí las semillas del protestantismo el Dr.Juan Gil, natural de Olvera, que fué en Sevilla lo que Cazalla en Valladolid, si bien, más afortunado que éste, logró engañar á la Inquisicion, abjurando el domingo 21 de Agosto de 1552 pública-