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en ningun tiempo, ni por motivo alguno, lo que iban a ejecutar. Trajeron en seguida un niño de dos años, de que se habian apoderado, y puesto sobre una vasija con los brazos extendidos en forma de cruz y sujetos por los cómplices, uno de ellos le metió por varios parajes del cuerpo un largo punzon de hierro, que hacía penetrar hasta las entrañas de aquel angelito. Lleno el jóven de asco y horror, repugnando comer las frutas que aquellos hombres, tan feroces como groseros, empapaban en la sangre humeante, trataba de marcharse; pero su padre mismo le obligó á tomar de aquellos nauseabundos manjares, que le removieron el estómago en términos, que no pudo probar nada en dos dias. Afrentado por los suyos como cobarde, hecho objeto de desconfianza, y temiendo quizá verse forzado á presenciar Otras escenas atroces por aquel estilo, huyó de Saona y vino a parar á España. Este y otros hechos análogos, verificados en vários puntos de Europa, acreditan el fanatismo asesino y supersticioso de que fila sazón estaban poseidos en todas partes los judíos, y el juramento casi masonico que presta ban al ir á cometer esos `espantosos crímenes .

Por enorme y feroz que sea el infanticidio cometido en Saona á mediados del siglo XV y que refirió al P: Espina el fugitivo converso, no es más horrible y salvaje qué el célebre asesinato del niño de la Guardia, ocurrido á fines 'de aquel siglo (31 de Marzo de 1491), comprobado de un modo auténtico é irrecusable (2):

A la puerta llamada del Perdon, por dónde se entra al claustro de la catedral de Toledo, pedia limosna una pobre ciega, cerca de la cual jugeteaba un niño pequeño; hijo suyo y de Alonso Pasamontes, marido de aquélla desgraciada. Con fingidos halagos le atrajo para sí un conconverso de la Guardia, llamado Juan Franco, lo llevó engañado hasta su posada, y sustituyendo las amenazas á las caricias lo metió en un carro y lo llevó a su pueblo. Puestos de acuerdo vários judíos de aquel punto, de Quintanar y Tembleque, lo condujeron una noche a cierta caverna por ellos frecuentada, en donde hicieron con él un simulacro de la Pasion de Jesus, azotándole y crucificándole én un madero. Era el principal de ellos y desempeñó el papel de Pilatos, un converso de Tembleque,llamado Hernando de Rivera, contador del Priorato de la Orden de San Juan.Sé ve que las rentas de la Orden andaban en buenas manos.

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(2) Historia del martirio del Santo Niñode la Guardia, por el Dr. D. Martin Martinez Moreno: un tomo en 8º, segunda edición.