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Por fin, despues de mucho tiempo, consiguió su libertad, y obtuvo pasaporte para Inglaterra. Una suscripcion abierta entre algunos hermanos le suministró los recursos necesarios para trasladarse á aquel país, donde las lógias se interesaron en su desgracia y le proporcionaron medíos de vivir.»

Al mismo tiempo que esto sucedia en Barcelona, ocurrian en Granada hechos más dolorosos. Una lógia fué sorprendida, y todos los hermanos que la componían ahorcados con arreglo á los términos del decreto antes citado.

Hé aquí otro hecho de la misma época, que refiere Clavel, y cuya reproducción, por el interés que encierra, creemos que nos agradecerán nuestros lectores.

«D. Luis de Córdova, oficial del ejército español, fué recibido mason en 1822, en la lógia de Paris Clemente Amistad. En 1826 se le nombró secretario de la embajada española en Francia. Esperábase en Paris su llegada, cuando un individuo, condecorado con la Legión de Honor, se presentó en casa de Marconnay, Venerable de la Clemente Amistad, diciendo que era un antiguo oficial francés, amigo de Córdova, á quien éste había encargado recogiese su diploma de mason, pues deseaba visitar, antes de llegar á París, las lógias de Burdeos. Marconnay dió inmediatamente orden para que se expidiese el diploma pedido.

En esta peticion iba envuelta la más odiosa intriga, y el supuesto oficial era un miserable llamado Leblanc, que pertenecía á la policía francesa. Obtenido el diploma, fue remitido inmediatamente á España y presentado á Fernando VII como perteneciente al conde de Córdova, hermano mayor de D. Luis, que ocupaba un alto puesto en Palacio. El Rey llamó inmediatamente al conde y le censuró con las palabras más duras, que estuviera ligado por un pacto infernal á una sociedad opuesta á las leyes divinas y humanas. El conde de Córdova, que sin duda era tambien francmason, no trató de justificarse, y considerándose perdido y expuesto á sufrir una muerte deshonrosa, volvió a su casa, víctima de la más cruel desesperacion, y se levantó la tapa de los sesos. No se detuvo aquí la indigna maquinacion. El diploma volvió á París y fué presentado al embajador de España, duque de Villahermosa, como perteneciente á su secretario. El embajador, á quien la masonería inspiraba el mismo terror supersticioso y el mismo ódio que al Rey, hizo arrestar inmediatamente á Córdova. Pero enterados los masones de lo que ocurria, tomaron inmediatamente parte en el asunto y encontraron los medios de hacer ver al embajador que el diploma no se refería de una manera absoluta á su secretario, pues había muchos oficiales en el ejército español que llevaban el mismo apellido.