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Los judíos su el siglo XV como sociedad Secreta: asesinatos y otros delitos cometidos per ellos en varios puntos de España.


Mucho se ha declamado, y no siempre con exactitud ni buen criterio, acerca de las matanzas de judíos ocurridas en varios puntos de España, durante los siglos XIV y XV, culpando de ello al fanatismo religioso, y dando por causa las excitaciones de algunos clérigos y frailes; pero los dectratores del clero y de España no han tenido en cuenta que esto sucedía tambien entre los musulmanes, los cuales no pocas veces hicieron matanzas de judíos. Estas tuvieron tambien lugar en varios países fuera de la Península, y ántes de ser expulsarlos de España los judíos, lo habian sido tambien de Inglaterra, Francia v otras naciones, y de alguna de ellas dos y tres veces. Ni las excitaciones de los fraticellos, ni las predicaciones del Arcediano de Ecija podian alcanzar á tanto, ni explican hechos anteriores y de animadversion general.

Veamos algunos, de los judíos.

Los de Segovia compran una Hostia consagrada para profanarla, y un portento les aterra. El hecho es indudable: conservase todavía la sinagoga convertida en templo; y una fiesta anual antiquísima, y la más solemne en aquel pueblo, recuerda aquel suceso innegable en buena crítica.

El P. Espina,en su obra titulada Fortalitium fidei, refiere otros sucesos de este género, acaecidos en diferentes puntos:de Europa, y la Catedral de Santa Gúdula, en Bruselas, conserva todavía la Hostia de que brotó sangre al picarla los judíos con sus dagas. Las vidrieras de aquella iglesia narran el hecho á los ojos de los espectadores.

Pudieran citarse todavía, otras varias profanaciones y actos de fanatisino cometidos por los judíos con furor sectario, desde mediados del siglo XIV hasta fines del siglo XV, en vários puntos de España, y especialmente los asesinatos de niños, y aun de adultos, en sus reuniones secretas y misteriosas.Un orador moderno, de fácil palabra, pero de criterio escaso, respondía sobre esto en el Congreso, al discutirse la libertad de cultos, que todas las religiones tienen un niño muerto: Pero ni es cierto que todas las religiones tengan semejante tradicion, ni la sana crítica permite negar las ver-