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le supuso autores, en combinacion con oficiales franceses, de la quema de la iglesia del Espíritu Santo en Madrid, donde ahora está el Congreso . Acudia allí el duque de Angulema á oir Misa con su estado mayor. Estando en ella el dia 11 de Julio, y momentos antes de la bendición, de pronto la iglesia se llenó de humo, y á poco de haber salido el duque ardía toda la amazón del techo y se desplomaba parte de la bóveda. Más que un proyecto de asesinato, fué aquel intencionado incendio una burla ó una amenaza. La opinion general lo achacó á los masones; y aun se creyó complicados en él á los francmasones franceses, pues uni mes antes había ocurrido otro siniestro análogo en el cuartel de la duquesa, estando ésta en Burdeos, y nadie lo reputó casual. Tampoco se creyó en Madrid que lo fuese el de la iglesia. del Espiritu Santo; de modo que, arrojándose el pueblo sobre los liberales más notados por sus compromisos con el régimen anterior, atropelló á varios y resultaron algunos heridos, teniendo las tropas francesas que contener á los amotinados.

Los francmasones de Gibraltar, no solamente sostenian á los emigrados más furibundos, sino que, por medio de los contrabandistas, hacían una activa propaganda en Cádiz, Málaga y todo el litoral de Andalucía. Las sublevaciones. o mejor dicho, invasiones de Valdés, en Tarifa; Lopez Herrera, en Jimena, y del coronel Iglesias, en. Almería, fueron todas ellas fraguadas en Gibraltar y fomentadas por las logias de aquellos pueblos, que ofrecían á los emigrados la sublevacion de todo el país en masa.

En Málaga cayeron en poder de la autoridad, el dia 18 de Julio de 1824, dos espías, agentes enviados de Gibraltar con proclamas y otros papeles excitando al alzamiento. De resultas de esto se prendió á vários sujetos, de quienes se sospechaba, y pocos días despues la invasion de Valdés, en Tarifa, no pude extenderse a Málaga y otros puntos.

El 14 de Agosto de aquel año fueron sorprendidas en Palma de Mallorca varias personas de quienes las autoridades presumian con fundamento que estaban conspirando, y que pertenecian á una lógia masónica, relacionada con las de Gibraltar. Uno de los presos, llamado Vallés quiso suicidarse, estrangulándose aquella misma noche Socorrido á tiempo y vuelto á la vida, con no poca dificultad, pidió los auxilios de la Religion, diciendo : «¡Dios mio, verdad es que no quereis la muerte del pecador!» Despues de confesarse,