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No entraremos aquí en la descripcion de la campaña de 1827 y de sus peripecias, ni tampoco de los conatos de prender á Fernando VII á su llegada á Tarragona, de la celada que se armó al conde de España al entrar en Manresa, donde se le dijo que no habia ningun hombre armado, siendo así que el batallón de realistas estaba escondido y con armas en los claustros del convento de Santo Domingo, ni del desprecio con que trató el conde á las autoridades de Vich, mandando que al entrar no tocasen las cajas la marcha española, sino la ridícula música de las habas verdes, ni la sublevacion de D. Joaquin La Guardia en Aragon, derrotado en Capaces y fusilado más adelante con el Dr. D. Magin Pallas, ni la de D. Asensio Lansagarreta en Ulibarri-Arrazua, junto á Vitoria, el dia 2 de Octubre, ni de los fusilamientos de Vidal y otros jefes del movimiento, cosas todas ellas ajenas al asunto de esta historia. Baste, sí, consignar que dicha sublevacion, segun los escritores liberales y las tradiciones de aquel tiempo, fue dirigida en la mayor parte de sus movimientos por los ocultos manejos de la tenebrosa sociedad del Angel Exterminador, y que tomaron parte en ella sujetos que, si no lo eran, se dejaron alucinar y arrastrar de otros á quienes agitaba un falso y amargo celo á favor de la Religión.

Los malvados que desde Madrid atizaban aquel fuego, se quedaron á salvo , y los pobres catalanes que se dejaron engañar pagaron por ellos, como sucede siempre. Se les hizo creer que podian contar con el apoyo y beneplácito de la Santa Sede ¡calumnia grosera! con el gobierno francés y con el emperador de Rusia; que éste tenía dispuestos á favor de ellos cuarenta mil infantes y seis mil caballos, y que en Francia la nobleza estaba dispuesta á sublevarse en igual sentido.

Es verdad que el ministro francés Villele no era ajeno á estos infames tratos, con objeto de debilitar al gobierno español y tenerlo supeditado, favoreciendo así la reaccion que premeditaba en Francia, en union con algunos coletillas franceses de menguado cerebro.

La complicidad o connivencia de las autoridades francesas con Busons, el Jep dels Estanys, es un hecho acreditado. Habiendo logrado Busons escapar de Cataluña á Francia, á principios de Diciembre, partió de allí para Niza. No se sabe si llegó á ver al ministro francés, pero éste mandó al prefecto de Perpiñan que le auxiliase. Aquel funcionario francés le dió pasaporte con nombre supuesto para regresar á España y renovar la rebelion ; pero Busons estaba espiado, y el conde de Mirasol logró prenderle, con no poco riesgo, el dia 2 de Febrero de 1828.

Los papeles que se le cogieron fueron entregados al Rey