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das por hechos positivos, prefiriendo á los que hayan estado entre las filas realistas contra la Constitucion.

»9.ª Exclusion total de empleo y mando de todo voluntario nacional, mason, comunero y sectario.

»10. Formacion de causa al ministerio actual.

»11. Juntar un Concilio nacional para fijar las verdaderas máximas religiosas (1).

»12. Establecer una Junta con sólo el objeto de velar sobre la observancia de las leyes y órdenes de S. M., é informarle sobre las que de algun modo contraríen su real servicio, cuya Junta podrá ser de personas selectísimas por su probidad y realismo entre todos los Consejos.

»13. Restablecimiento del Santo Tribunal de la Inquisición, pero con exclusion de los jansenistas que en él habia, y prohibicion de entrar en él los Monteros, Perez y otros de este jaez.

»14. Extincion absoluta y perpetua del Consejo de ministros, reforma ó separacion de algunos individuos del Consejo de Estado, como Castaños, Peralta, Erro, Elizalde, etc.»

Este estupendo programa reducia al Rey á estar con los realistas como había estado durante 1821 y 22 con los liberales. Acerca de Romagosa y de su doble trato, dice oportunamente el Sr. Pirala:

«En cuanto á D. Juan Romagosa, mariscal de campo del ejército, gobernador político y militar de la ciudad y corregimiento de Mataró; perdió la confianza del Rey, que mandó procesarle, y los insurrectos le acusaban de venderlos, fundándolo en hechos evidentes. Lo es, en efecto, que tuvo la insurreccion malos servidores. Temian servirla los que lo deseaban, porque frente á frente del Rey, á quien obedecian, había otro elevado poder de quien esperaban mucho; y en esta lucha de encontrados deseos y temores, se veían perplejos aquellos que, sin la noble franqueza de declararse abiertamente por una ú otra causa, fluctuaban entre ambas, engañándolas y perjudicándolas.

»Romagosa armó á los insurrectos, y los persiguió luego. Venía á Madrid con instrucciones para el Rey, y las traía á la vez de Josefina. Estos hechos, que corrieron de boca en boca, acabaron con el poco prestigio de Romagosa, cuyo nombre se sepultó en el olvido, si no en el desprecio. ¡Digno galardon de los camaleones políticos! Mas no quedó impune su poco noble conducta : declarado abiertamente partidario de D. Carlos, fué hecho prisionero y fusilado en 1834 por mandado de Llauder.»


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(1) Los que decían tal despropósito, ¿pecaban por locos, o por tontos? Semejante dislate en Teologia y Derecho canónico sirve para calificar á sus autores.