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dre Barrí de Santo Domingo, el teniente coronel Jordana, el guardian de Capuchinos, y otros (1). A veces ocupaba la silla presidencial dona Josefina de Comerford, notable por su hermosura y fanática exaltacion (2).

D. Agustin Saperes, llamado Caragol, estableció en Manresa una Junta titulada Superior del Principado. Don José Busons, el Jep del Estanys, vino de Berga con trescientos sublevados á proteger la Junta, y se puso al frente de ella, siendo vicepresidente D. José Corrons, lectoral de Vich, y vocales D. José Quinguez, domero de la iglesia de Manresa, y Llopart, vicedomero.

Saperes dió con fecha 3 de Setiembre de 1827 una proclama, mandando entregar todas las armas, movilizar los realistas, y amenazando á los que hicieran resistencia.

A vista de estos y de otros amagos de sublevacion en Alcañiz y varios puntos de Aragon, amagos VII salió el dia 5 del Escorial, y fué en posta á Cataluña, llevando en su compañía á Calomarde. A pesar de eso la Junta de Manresa dió el siguiente manifiesto impreso, muy notable:

«La Excma. Junta Superior de Gobierno de este Principado, á consulta y en union de las autoridades del Ejército Real, ejecutor de los soberanos decretos, en sesion de este dia ha resuelto se publique y circule la órden siguiente.

»Todos los señores jefes y oficiales de los ramos civiles y militares y de Real Hacienda, comprendidos los que sirvieron al Ejército Real de operaciones de este Principado durante la guerra contra la llamada Constitucion, en cualquier parte que se hallen, que hasta el dia no se hayan pre- sentado á ofrecer sus servicios á esta Junta Superior, para hacer parte y contribuir á favor de las banderas leales á S. M., deberán verificarlo por todo el presente mes de Setiembre, para poder ser considerados acreedores á obtener sus empleos, y al disfrute de su sueldo; en el concepto de que si no lo ejecutasen dentro de dicho término, se les apercibe que no tendrán derecho á ello, por más que se justificasen su decision y méritos contraidos (3), ni haber tenido

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(1) Dejarnos al Sr. Pirala, autor de estas noticias, la responsabilidad de ellas; pero habiendo citado nombres de masones y comuneros, la imparcialidad obliga á citar éstos.

(2) Hay que desconfiar mucho de toda lo que se dice aceres de los amores de doña Josefina Comerford, á la cual su celoso y desdeñado amante el Sr. Letamen. di íuvo la triste ocurrencia de poner en novela, estando todavía viva. Los amores de doña Josefina con el Trapense son tan inverosimiíes, que sólo se pudieron ocurrir a los negros celos de un novelista, amante desairado.

Ni el Sr. D. Agustin Letamendi tenia derecho á poner en novela á una novia que le había dado calabazas, suponiéndola amancebada con un fraile zafio y tonto, ni el Sr. Pírala, para hilvanar estos amores en unos articulas históricos, suponiéndola muerta y teniendo que decir al último que aún vivía en 1819 y se hallaba oscurecida en un convento.

(3) ;Soberbio! Si vivieran ahora los de la Junta, se escandalizarian de lo que hacen los partidos liberales por ese mismo estilo.