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tierra no se desdeñaban en admitirle á su trato. Habia militado contra los franceses con mucho brío, acreditándose de inteligente, sereno y arrojado. Su mujer tenia un hermano fraile dominico, llamado el P. Garzon, que influia sobre él.

No fue al pronto muy realista el Royo Capape, que así le llamaban en su tierra. Léjos de eso, cuando el Rey juró la Constitucion, fué uno de los veintidos únicos que en Álcañiz se alistaron voluntarios. Picábase entónces de algo liberal, como casi todos los guerrilleros de la Independencia. Antojósele ser sargento de aquella escasa fuerza, que con tan poco se contentaba entónces su ambicion. No lo consiguió: postergáronle á quien valía ménos : eso, y las malas tendencias que vio desde luego en los liberales y los flamantes milicianos, le exasperó en tales términos, que poco despues, hecho ya furioso realista, salió de Alcaniz á levantar guerrilla. Seis mil hombres llegó á mandar, y no mal. Junto al pueblo de Aliaga dió un mal rato al general Carendelet , á quien hizo correr muy á disgusto de éste.

Terminada la guerra volvió á Alcañiz hecho general, vistiendo la casaca. del general Elío, que le habian regalado los realistas de Valencia. El diablo le tentó para que viniese á Madrid, excitado por los realistas intransigentes, como vino Mina en 1814, excitado por los liberales. Presentóse en Palacio, habló al Rey con ruda franqueza, al estilo de la tierra baja, y como pudiera al alcalde de su pueblo, haciéndose eco de lo que oia á todos sus compañeros, que se hallaban resentidos de verse suplantados por los oficiales y generales á quienes habian combatido. Díjole quo estaba rodeado de traidores. El Rey le reprendió, al pronto con dulzura, despues con severidad, y el pobre ex-carretero y general salió desconcertado de la real cámara.

Dicen que las paredes de Palacio tienen orejas. No habian pasado veinticuatro horas cuando recibió misterioso recado para que volviese á Palacio, pero no á la real cámara. Recíbele una augusta señora, que le aseguró ser cierto que el Rey estaba rodeado de traidores, pero manifestándole que no debia haberse dicho al Rey, pues éste, aunque muy bueno, habla sido francmason , estaba dominado por ellos, y como tal excomulgado, y como hereje y excomulgado incapacitado para reinar; por lo cual, y no teniendo hijos, debia irse preparando el terreno, á fin de hacerle que abdicase en su hermano D. Carlos, el cual haria triunfar la Santa Religion en todo su esplendor. No se sabe hasta qué punto influyera en ello Fr. Garzon , que se habia subido los hábitos á la cintura (haldas en cinta, como decían los antiguos), llegando á ser coronel. Salió de Madrid, y se halló defraudado al llegar á Torrejon, donde no halló sublevadas unas compañías que le habían ofrecido.