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cerca de la persona del magnánimo Monarca, no cesó un punto en sus tareas, todas despachadas por sí. »Al mismo tiempo, otros fieles servidores de S. M., individuos de su servidumbre, no desamparaban su real persona. Ese Grijalba, ese Salcedo, á quienes, aunque de paso, zahiere Presas, porque se ha propuesto que no haya persona buena, sino el y sus compañeros de aventuras, no desampararon á S. M., y por consiguiente la confianza que ha manifestado á los que en la amargura probaron su dolor es convincente prueba de las bellas y sublimes virtudes que admiramos en nuestro soberano.»

Omito el consignar aquí más párrafos de la vindicacion de Ugarte y sus manejos secretos, como tambien las razones por que Fernando VII aprobó todas sus cuentas v mandó abonarle cuanto había anticipado y tomado á prestamo para los gastos secretos de la sublevación realista. Semejantes cuentas tenían que ser muy difíciles y habia de procederse en ellas de una manera muy confidencial. El otro refutador de Presas fue D. Fr. Lino Picado y Franco, abad de San Juan de la Peña y amigo de Calomarde. Imprimió su libro y despues en 1831 dio á luz en contra otro del que Presas publicara en Burdeos, titulado el Triunfo do la verdad y confusion de la impostura. Este P. Lino es el mismo autor de la Historia de la división soriana, antes citada, en que describió las intrigas de Mina contra Durán y sus tropas.

No descenderé aquí á juzgar ninguno de ellos, pues ni lo merecen. ni sirven á nuestro propósito. Sóló si diré, que el P. Abad, resentido de que dijera Presas que siempre que había ido á verle en Madrid le habia hallado rodeado de botellas y bizcochos, tuvo la crueldad de contestarlo que no le había visto más que dos veces, en que Presas fue á buscarle precisamente para que le recomendase al mismo don Antonio Ugarte, de quien tan mal hablaba, y que no había sido posible servirle, porque, siendo secretario de la princesa doña Carlota y pensionado por ella, había divulgado los secretos que se le habian confiado, añadiendo sobre ellos todo cuanto se lo antojó.

Alejados ya de aquellos tiempos, es curioso volver la vista atrás para observar cómo se iba descorriendo el velo de los manejos secretos de uno y otro partido.