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Real Capilla D. Jorge Crespo, D. José Terron (que era además canónigo de Burgos), D. Antonio Ordoñez, D. Francisco Barrio y D. Agustin Escudero, todos ellos sacerdotes: Tambien el presbítero D. Juan Magadan, comandante de los realistas sublevados en Buron, murió allí con otros varios de su guerrilla, que habian sido presos en una accion. Los dos hermanos García y los otros dos Blanco eran tambien jefes de los realistas de Cotovade; D. Salvador Escandon brigadier preso en Asturias con dos hijos que formaban parte de su guerrilla; D. Carlos Teodoro Gil y D. Juan Aragon, tenientes coroneles, y D. Francisco Rodriguez Corral y D. Domingo Neira, escribanos. Varios de los asesinados estaban condenados á pena de garrote por realistas, y entre ellos D. José Fernandez de la Mezquita, Fr. Narciso Alonso de la Mezquita y Alonso Caneda. Finalmente, los ocho últimos de la lista estaban presos por ladrones y habian intentado escalar la cárcel, rompiendo una reja. Excepto estos ocho criminales, los cuarenta y tres restantes estaban presos por conspiradores realistas, ó por guerrilleros en igual sentido (1).

Si los tribunales habian condenado algunos de ellos á morir en el patíbulo, ¿por qué asesinarlos á lo cafre, entre las sombras de la noche, sin auxilios espirituales, mutilando á los moribundos con aquellas armas que no son las del verdugo, cuando en todo caso debieran morir á la luz del dia, publicamente y á manos de aquél, en virtud de una sentencia bien o mal dictada? Quien usurpa sus funciones al verdugo, sufra las consecuencias de que la historia le cuente entre los verdugos de la humanidad, por mucho que hable de libertad y de república; que no por sus palabras, sino por sus hechos, se juzga á los hombres.

Tambien del castillo de San Sebastian se sacaron sigilosamente presos realistas que fueron ahogados entre las sombras de la noche; pero aquellos verdugos tuvieron más fortuna y más astucia (2): la mar no devolvió cadáveres y no se formó causa criminal sobre ello, como sobre los asesinatos de la Coruña. En Alicante fueron embarcados veinticuatro frailes, con órden de arrojarlos al mar; pero el patron del buque, al ir á ejecutar su desapiadada oferta, no tuvo suficiente hiel en su pecho para cometer el crimen, y desembarcó en una playa de Murcia á los desgraciados, que habían estado á las puertas de la muerte:

En Cartagena fueron embarcados para Mallorca otra porcion de realistas, los cuales, conociendo la suerte que les

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(1) Véase la lista de ellos en el apéndice.

(2) Da noticias de este crimen D. Tiburcio Eguiluz; pero no he podido adquirir suficientes datos acerca de aquel hecho, ni lo cítan las histories que he consultado.