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De todos los actos de barbarie cometidos por las, autoridades liberales para aplacar la sed de sangre de los comuneros y republicanos, ninguno más feroz que el degüello de aquellas veinticuatro víctimas inocentes. Horrendo fué el asesinato de los del castillo de San Anton de la Coruña; pero al fin eran en su mayor parte reos políticos. En cambio este último tuvo otras circunstancias no ménos espantosas, siendo doblado el número de las víctimas.

El general Morillo se hallaba en Lugo con su cuartel general el dia 26 de Junio de 1823, amenazado por el general francés Bourke. Indignado al saber la destitucion del Rey en Sevilla, reunió una junta, compuesta del Obispo, jefe político, y tres procuradores de las provincias de la Coruña, Orense y Vigo, para atender á la conservacion del órden público, y envió un parlamentario á Bourke, pidiendo un ar-misticio y tener entre tanto las provincias de Galicia á las órdenes del Rey. Hallóse presente en la junta Quiroga, y no pudo ménos de convenir con Morillo en principios, pero se negó á creer que fuese cierta la violencia hecha al Rey. Separóse de Morillo, y éste tuvo la generosidad de darle cuarenta mil reales de los únicos setenta mil que había en caja. Con éstos, y acompañado de algunos oficiales de ideas exageradas, se dirigió á la Coruña, decidido á resistir, no solamente al general francés, sino á todo el país, en parte sublevado, y en su totalidad deseoso de concluir con el sistema constitucional.

Morillo, con gran sagacidad, había hecho que el obispo de. Lugo entrase en la junta con objeto de contener asi a los realistas. El país estaba en fermentacion, y las tropas li berales no ocupaban moralmente más terreno que el que pisaban. Numerosas partidas pululaban por todas partes, mandadas por el cura de Freijo, en el partido de Buron: D. Andrés Arias, conocido por D. Juan Feas, empleado en artillería, mandaba los realistas de Monterroso y Taboada; D. Vicente Gil, los del Bocelo; D. Antonio Pardo, los de tierra de Rábade; D. José Ramos, los de Arzúa, y D. Ramon Várela, los de Deza. El mismo Quiroga habia perseguido en vano á los realistas de Buron, cometiendo en el país no pocas tropelías (1).

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(1) En la oración fúnebre que predicó en Lugo el canónigo lectoral don Claudio Denis, el dia 15 de Marzo de 1824, en las exequias celebradas por el alma de D: José Ramón Abuin y otros realistas ajusticiados por los liberales, hay algunas notas históricas muy curiosas, tanto sobre las vicisitudes de los realistas de Galicia, como sobre los horribles asesinatos de la Coruña. Es un cuaderno en 4.° de 10 páginas, impreso en Santiago el año 1824, imprenta de Montero. La nota 15 dice: «Uno de los cuatro héroes de la Isla, Antonio Quiroga, que á la sazón (1823) mandaba en déspota en este reino de Galicia, su patria, cuya fidelidad desmintiera con rebelde conducta. Volvió bien avergonzado de la fanfarrona tentativa que emprendió contra los invictos buroneses, en cuyo pais hizo de las suyas...» No son para olvidados.