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»Calatrava, ese bribón (1) que no se avergonzó de poner en los diarios de Madrid vários artículos que firmó, blasonando de mason y defendiendo una institucion tan criminal y detestable (2)...; que se habia distinguido en las Córtes por sus trabajos é intrigas; que comentó y sostuvo para que desapareciesen la libertad de imprenta, el derecho de peticion y las tribunas populares; el autor de un Código penal indigno de un pueblo libre...; un adulador bajo y ratero de Argüelles y del conde de Toreno, que siempre le trataron á baqueta...: un miserable lego-leyo (sic) que jamás habia saludado la política... ¡Tal fue el hombre que en las circunstancias más críticas y más difíciles de la nacion fue preferido, por una intriga detestable, á un Florez Estrada y á sus dignos y sabios compañeros!

»¿Y quiénes fueron los elegidos por el tal Calatrava para sus sócios? Manzanares, capitan sin talentos y sin probidad (3), que por haber faltado en eI órden masónico al secreto y á la confianza que de él se hizo. fué puesto entre columnas y reprendido agriamente y obligado á pedir perdón de sus faltas á todos los hermanos, lo que ejecutó de rodillas y llorando á lágrima viva... (1); un bruto que, porque no rebuznase más en la tribuná de Lorencini y Fontana de Oro, donde predicaba todas las noches que era necesario acabar á puñaladas con el ministerio de los Argüelles, le compró este ministerio con lá tesorería de Barcelona, al mismo tiempo que compró á Alcalá Galiano con la intendencia de Cordoba, y convirtió á los dos en panegiristas de sus operaciones...; el hombre inconsecuente y bajo, que empezó a adular á Argüelles desde aquel momento, y lo hizo mason...; el pícaro que vendió en Barcelona á los más distinguidos patriotas y les hizo la guerra tan luégo como se incorporó en la sociedad del Grande Oriente...; el que ascendió por estos medios á la jefatura política de Valencia, introdujo el desórden, la desunion y el disgusto en aquella ciudad, y se consagró á perseguir la exaltacion, á canonizar el sistema de moderacion y apatía que nos ha perdido;


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(1) Siento en el alma tener que reproducir esa grosera injuria, hija del encono sectario de un comunero rabioso. Impresa en una obra que ha circulado mucho, seria ya impertinente omitirla. Por mi parte la califico por lo menos de grosería y de injuria inaceptable.

(2) Esto lo dice un comunero.. Por lo demás, no se acusará de inconsecuente al Calatrava por los que sepan la mucha consecuencia que ha tenido en el Oriente español en estos ultimos años, resignándose á ser Gran Muestre de la masonería, segun los periódicos, cuando ya necesitaba descansar, en los felices tiempos de Amadeo primero y último.

(3} Digo de estos insultos groseros y los que vendrán luego, lo que de los anteriores. A los escritores de El Zurriago había que ponerles C. C. (cave canem), como ponían los romanos a los perros que tenian á la puerta de casa.

(4) No andaría lejos el comunero cuando sabia esto con tantos detalles. Oyendo decir un andaluz que, segun Plinio, el elefante oye crecer la yerba, dijo: «O ese Plinio era un elefante, ó algun elefante se lo dijo a Plinio.»