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va tenían ramificaciones inmensas é innumerables proselitos; cuando todos contaban con la conformidad de la Santa Alianza y del Rey para llevarlos á cabo, el Rey y la Santa Alianza conspiraban solamente á entronizar el despotismo, ocultando este designio, contemporizando con los masones, y engañándolos. Entónces fue justamente cuando San Miguel contestó á las notas altaneras de Francia. Rusia, Prusia, etc. Esta contestacion deslumbró á los hombres poco reflexivos y poco políticos, que le tributaron el concepto de gran patriota; y aunque dicha contestacion fue burlarse de los liberales y del estado de la nacion (1), el Rey, sin embargo, no pudo sufrirla y llegó á temer que la nacion recobrase una actitud imponente. Por una parte sus ministros, por otra el embajador de Francia, le daban esperanzas próximas de su triunfo, y reflexionadas todas estas circunstancias en junta de serviles, se resolvió que el Rey mudase el ministerio. El Rey lo hizo así, usando de la facultad que le concedia el Código; pero aquí fué Troya. Entónces conoció San Miguel y sus compañeros que el Rey los engañaba., y recibieron la novedad con el disgusto que era consiguiente. ¿Qué remedio aplicaremos á tanto desastre? ¿Cómo reducir al Rey á que no se aparte del fin propuesto? Intimándoselo ó acabando con su existencia, si no accede á que los San Migueles continúen en sus poltronas hasta perfeccionar el Plan. Tales fueron las cuestiones que los ministros caídos, unidos á Argüelles, Alcalá Galiano, Canora, Campos, Morillo y otros pasteleros, agitaron, y tal fue la desesperada resolucion que se adoptó. Para llevarla á cabo contaron con infinitos partidarios del mismo ministerio, ya por su incorporación al Gran Oriente, y ya por los que había seducido la antipolítica contestacion á las notas extranjeras: todos bramaban de ira: Alcalá Galiano, que era el que menos tenía que perder, y el más proporcionado para una jarana, se dispone para el combate con cuatro ó cinco botellas (2) y seguido de Campos (3) marcha á la Puerta del Sol : allí perora á la multitud: le dice que la libertad y la patria se pierden sin remedio; que los ministros iban á salvarla, y que por esto los ha despojado el Rey de sus puestos; inculca la con-

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(1) Extraña apreciacion par parte de un comunero, pues entonces todos los liberales lo miraron como un rasgo de heroismo, y de sus resultas se reconciliaron los partidos y aun las sociedades secretas que los fomentaban.

(2) Téngase en cuenta que habla un redactor de El Zurríago hambriento y despechado en la emigracion. El Sr. Alcalá Galiano, en su biografia, que publico el Sr. Ovilo, creyó conveniente descender á la refutacion de esas acusaciones de bebedor, que eran demasiado públicas.

(3) Cecilio Corpus dice que este Campos era director de correos y el jefe principal del Grande Oriente en España. Los francmasones procuran siempre, y en todo paises, tener por suyos á los jefes de correos.

Aun los correos de gabinete, en tiempo de Fernando VII, eran casi todos masones, y las lógias tenían así comunicaciones rápidas sin costarles nada.