Página:Historia de las sociedades secretas, antiguas y modernas en España y especialmente de la Francmasonería - Tomo I.pdf/279

Esta página no ha sido corregida

cubrirlo con su cuerpo. Armóse la milicia y principiaron las tristes escenas que preludiaron el 7 de julio ; cruzándose misteriosas intrigas de parte del Rey y de su camarilla, y de las sociedades secretas, deseosas todas de explotar aquellos sucesos en favor suyo.

Entre tanto los liberales más exaltados formaron una sociedad patriótica llamada Landaburiana , compuesta, no solamente de comuneros, sino tambien de francmasones. Esa sociedad dejó atrás muy en breve á las célebres de Lorencini, café de Malta, San Sebastian y la Fontana de Oro. Exigió una víctima expiatoria á los manes del difunto Landaburu (lenguaje mitológico-masónico), y el gobierno, para acallar la sed de aquellas hienas revolucionarias, les echó para pasto al oficial D. Teodoro Goiffeux, francés, oficial de la Guardia real, que huia á su país, disfrazado de paisano, y con pasaporte. El embajador de Francia quiso salvarle, pero los landaburianos exigieron su muerte, y Copons, el antiguo admirador de Elío, hizo ahorcarle.

No bastaba esto; los tigres de Valencia necesitaban también sangre humana, y fué preciso echarles el cadáver del general Elío, á quien se dio garrote, el dia 4 de Setiembre de 1822, junto á las verjas del jardin del Real, que él había hecho plantar siendo virey. Para arrancar la firma á las autoridades que vacilaban en aprobar la sentencia, se hizo venir á todos los matones y foragidos de la provincia, que en su mayor parte estaban á las órdenes del jefe de los comuneros; pero los francmasones tuvieron tanta ó más parte que éstos en el asesinato jurídico de Elío. D. Asensio Nebot, que con una porcion escogida de landaburianos de Madrid había salido para Valencia a levantar los ánimos, tuvo el disgusto de llegar al dia siguiente de la ejecucion de Elío.

La tal sociedad Laudaburiana fué en breve un campo de Agramante entre los francmasones empleados y los comuneros, que pedian un destino con mucha necesidad. En la noche del 10 de Noviembre, los masones y comuneros vinieron allí á las manos, y hubo entre ellos una escandalosa y prosáica cachetina. Preciso era evitar espectáculos tan feos, y el Gran Oriente español se apresuro á dirigir á la Asamblea de los comuneros un mensaje (1), al cual contestó ella desentendiéndose del suceso y echando la culpa á las provocaciones masónicas. Pero ¿qué juez se atreveria á dar la razon á unos ni á otros? Y por otra parte, ¿qué habia de suceder en la sociedad Landaburiana si estaba al frente de

_____________


(1) Lo incluyó el marqués de Miraflores entre sus Apuntes. Véase en los apéndices. Tambien lo incluyó Carnerero en sus Miscelaneas.