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§ XLV.


Conspiraciones republicanas franco-españolas en 1821 y 22.


Hay algunos escritores modernos que echan á D. Leopoldo O’Donnell la culpa del nacimiento del partido republicano español en 1854. Con todo, si lo estudian bien, le harán más remoto abolengo. No acudiremos á buscarlo ni en la Union de Aragon, ni en las Comunidades de Castilla, ni en las Germanías de Valencia. La Union y las Comunidades fueron sublevaciones de origen aristocrático : principiadas y dirigidas por algunos magnates descontentos del Monarca, tuvieron pronto correctivo en la democracia, que hizo en breve con ellos lo que ellos querían hacer con el Rey.Los realistas hicieron con Padilla en Villalar lo que hubieran hecho con él los Comuneros un mes más tarde: el pobre Padilla no hizo más que cambiar de verdugo. Lo mismo sucedió á Lanuza el dia que salió de Zaragoza con los baturros de la parroquia de San Pablo y los lacayos y asesinos pagados por el solemnísimo bribón de su envidioso primo, los cuales le apuntaron dos veces para matarle, segun refiere Argensola. El pobre chico, pues sólo tenía veintiseis años y no servía para el caso, halló más sencillo el picar espuelas á su caballo y escaparse hacia Epila, donde tenía la novia que dejarse matar por los inconscientes demócratas de Zaragoza y demás canalla que allí se habia reunido, procedente de Teruel y Pedrola. Los diputados de las comunidades de Calatayud y Daroca, que formaban en Aragon una especie de Provincias Vascongadas, realistas con instituciones democráticas, no quisieron tomar parte en aquel descabellado alzamiento, permanecieron leales á Felipe II, y escribieron á Lanuza que no fuera tonto (1).

Es muy curioso ver desde la Edad Media formarse el carácter de los pueblos y aparecer éstos hoy con el que tenian hace trescientos y quinientos años. Ninguna de aquellas sublevaciones aristocrático-democráticas dejó simiente.en España, y apenas encontramos algunos ligeros chispazos en este sentido durante el siglo XVII, sobre todo en la sublevacion de Barcelona; mas no debía de ser muy ardiente el

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(1) La carta de los diputados de la comunidad de Calatayud se lo dijo al pobre chico casi por lo claro.