Página:Historia de las sociedades secretas, antiguas y modernas en España y especialmente de la Francmasonería - Tomo I.pdf/227

Esta página no ha sido corregida

§ XXXVIII.

Riego y los comuneros intentan asesinar al Rey y proclamar la república.


¿Por qué no reveló Argüelles, antes de su caida, aquellas famosas páginas secretas que comprometian á Riego, y cuyo descubrimiento podia ser perjudicial? ¡Cosa extraña! El gobierno entónces no se atrevió á decir lo que todo el mundo sabía. Una conspiracion masónica republicana tendia sus redes por toda Europa, y sus electos se dejaban sentir en Francia, Inglaterra, Italia y Alemania: en Inglaterra se desautorizaba á la reina Carolina, acusándola de adulterio, á la edad de cincuenta años, con su criado Bergami. Los tronos de Nápoles y el Piamonte se bamboleaban con iguales estremecimientos constitucionales que el de España. El duque de Berry era asesinado á la salida.del teatro (dia 13 de Junio) con la mayor sangre fria , por un hombre en quien el crimen era aún menos horrible que el fanatismo que lo producia; en Barcelona y en Zaragoza los franceses Bessiéres y Montarlot, con otros vários amigos suyos, conspiraban abiertamente en favor de la república,y sostenian secretas inteligencias con todas las lógias del Mediodía de Francia y con los jefes militares afiliados en ellas, de que eran pequeñas muestras las sublevaciones de Lyon y Grenoble, países los más revolucionarios y desmoralizados de Francia desde el siglo XVI, y donde el protestantismo y la masonería han tenido y tienen sus principales focos.

Riego llevó su bastardía hasta el punto de publicar en los periódicos las confianzas que el Rey le habla hecho (1).

Estos manejos de asesinato y de republicanismo eran sabidos de todos; pero el gobierno, á pesar de eso, no se atrevió á decirlo por lo claro; y lo que no decia el gobierno, lo dijeron públicamente sus enemigos. Istúriz, ¡el despues tan moderadito Istúriz! dijo en la sesion de Córtes del dia 4 de Setiembre «que la palabra Rey era anticonstitucional,» y en la sesion del dia 7, Romero Alpuente, manchando de sangre y cieno su toga de magistrado, vertió las doctrinas más horribles y sanguinarias, que apenas creeríamos sí no las conservasen las actas de Córtes y las páginas de la historia. «Romero Alpuente, que aspiraba á la funesta gloria

_______________


(1) Fernando VII, en su odio contra el ministerio, odiado también por Riego, hizo á éste algunas confianzas, que luego reveló, no solamente de palabra, sino tambien por medio de la prensa.