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meracion de ellas, ní es fácil, ni conduce á nada. Mas sí conviene decir algo acerca de las llamadas sociedades patrióticas, las cuales, áun cuando no fuesen secretas, estaban íntimamente relacionadas con las que lo eran, pues se componian de francmasones, y sus discursos públicos y declamaciones tribunicias no venían á ser otra cosa que el eco de las lógias , que repetia en café y en alta voz lo que allá dentro se habla dicho en voz baja y al oido.

Jáctase la Coruña de haber sido la iniciadora de estas suciedades, y que la suya databa del día 23 de Febrero de 1820, cuando Riego se hallaba ya perdido y en sus mayores apuros. El capitan Urcullu imprimia en aquel mismo año lo siguiente acerca del origen de ella.

«El ardor y entusiasmo de los vecinos y guarnicion de la Coruña se prueba con la instalacion de una junta con el nombre de Sociedad patriótica , el día 23 de Febrero, para atender a la salud pública, ilustrar al gobierno en materias que éste no pudiese tener conocimiento, y evitar toda sorpresa de parte de los ambiciosos ó malos españoles que aspirasen á empleos, aunque fuese interinamente. Los primeros que se reunieron nombraron por presidente á D. Juan Ventura Galcerán, del comercio. Las demás ciudades de España, conociendo las ventajas que podrían resultar de unas sociedades semejantes, bien dirigidas, se apresuraron á hacer otro tanto luego que pudieron. Aunque para mi sean de bastante peso muchas de las razones que expone en su Discurso á los ciudadanos de la confederación patriótica de Málaga el benemérito y discreto D. Vicente Andrés y Almarza, amigo de la verdadera libertad española, sin embargo, las tales sociedades han sido muy útiles en su principio, y podrian serlo siempre, si sólo se limitasen á ilustrar la opinion y advertir al gobierno sus faltas con prudencia (1).»

El pensamiento podría ser muy bueno ,pero las sociedades patrióticas tuvieron de todo ménos de prudencia, y lo que carece de ésta y da malos resultados nunca podrá llamarse bueno. Las sociedades secretas no eran más que un ensayo para jugar á los jacobinos, como en Francia.

Oigamos al irrecusable marqués de Miraflores (2) que, á pesar de su habitual comedimiento, reconocida moderacion y dulzona parsimonia, lanza contra las sociedades patrióticas el siguiente anatema en acerbas frases, tanto mas notables, cuanto por él ménos usadas:

«Aún no había concluido la Junta sus importantes fun-


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(1) Relacion histórica de los acontecimientos más principales ocurridos en La Coruña …… 1820, pág, 43, nota.

(2) Apuntes histórico-críticos, etc., pag. 49.