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§ XXXVI.

Triunfo de la francmasonería: su gran propagacion é influencia : sociedades secretas.


Una vez jurada la Constitucion por el Rey, y obtenida la victoria por el partido liberal, la francmasonería se abalanzó á los destinos y ascensos. Todos hablaban de los grandes servicios que prestaran en las lógias para conseguir el triunfo de la revolucion; y las rápidas carreras y los sorprendentes ascensos de algunos personajes oscuros y jóvenes locuaces, sin méritos ni estudios, incitaron á los demás á valerse de igual medio de hacer fortuna, y meterse en aquellas misteriosas y oscuras salas, en que habia escaleras, por donde tan á prisa se trepaba á las altas regiones del poder y la fortuna. De aquí el increible aumento de la francmasonería, que llegó á ser entre los jóvenes una cosa general y casi de moda: fue aquello una especie de vértigo, y los mismos que entonces lo padecieron, ahora ancianos y arrepentidos, apénas se lo explican (1).

Describe esto muy bien el marqués de Miraflores (2), testigo irrecusable.

«En aquellos momentos de ardor y de entusiasmo, dice, los títulos que se buscaban en los candidatos(3), eran de tres especies: padecimientos durante el abolido régimen, intervencion en su mudanza y pertenencia a la masonería, sociedad secreta, hija de la conocida por éste nombre en Europa, pero de distinta índole, pues que, no ciñéndose a su objeto puramente filantrópico (4), era propiamente política; por manera que, en vez de ser insignificante, cual acontece en Francia é Inglaterra, fué en la época que nos ocupa uno de los elementos mas activos de la revolucion , y que no puede olvidarse si se han de medir los sucesos por las causas que los produjeron.


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(1)Uno de ellos que ya ha muerto, me confeso que estando concluyendo entonces su carrera, se dejo iniciar con casi todos sus condiscipulos; pero al poco tiempo se canso da aquellas farsas, y no habiendo querido volver á la logia, lo dejaron dormir o en sueño Él mismo me dijo que apenas había en 1820 un joven liberal que no fuese masón; pero que todo aquel entusiasmo masónico paso muy pronto. No todos han sido tan francos.