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artillería, igualmente que otros reos políticos, entre los que figuraba un paisano llamado D. Francisco Espiñeira.

Dos dias despues se pronunció el Ferrol, á quien siguió en breve el puerto de Vigo. No así la ciudad de Santiago, donde el general Pol, conde de San Roman, provocó una reunion de militares, canónigos y concejales para oponerse al movimiento. Si hemos de creer á los militares de aquel tiempo, el conde de San Roman, habia estado en 1815 comprometido tambien en las conspiraciones de Lacy y de Porlier (1). Nada tendria tampoco de extraño que para entónces se hubiese desengañado ya, como sucedió á otros. Apenas podía contar en Santiago con unos trescientos hombres, pero no era mucho más numerosa la columna con que venía Acevedo desde la Coruña: con todo, no se atrevió á esperar á éste y abandonó la ciudad, de donde salieron tambien el Arzobispo y otras muchas personas, retirándose hacia Orense.

El primer cuidado de la columna expedicionaria fué poner en libertad á los presos políticos. De las cárceles de la Inquisicion sacó al conde de Montijo nuestro inolvidable Tío Pedro, que al cabo habia venido á dar con su cuerpo en las cárceles del Santo Oficio (2).

Entre tanto, seguían encerrados en el castillo de San Antón el capítan general Venegas, con el segundo cabo y otros oficiales de graduacion, el oidor D. Julian Cid de Miranda, el cura de San Jorge y el P. Castro, fraile del convento de Santo Domingo (2). El dia 7 salieron en un bergantin para Andalucía, y tuvieron la suerte de arribar á Gibraltar.

El dia 1.º de Marzo salió otra columna de la Coruña para Lugo, compuesta de cuatro compañías del sexto regimiento de Marina, al mando del capitan de fragata D. José de la Serna. Esta columna se apoderó de la poblacion, abandonada de las autoridades y la tropa.

Pocos dias despues (5 de Marzo) se sublevó pacíficamente la ciudad de Zaragoza, tornando parte en aquel acto la guarnición, acaudillada por el capitan general, marqués de Lazan juntamente con las demás autoridades y mucha gente del pueblo. La aristocracia de Zaragoza, sin exceptuar más

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(1) Urcullu dice acerca de él (pág. 59): «Este general, que tiempos atras había hecho concebir o los liberales tantas esperanzas favorables, porque conociendo los males que sufría la nacion habia deseado en 1815 remediarlos, uniéndose para el intento con otros buenos. españoles...

(2) Urcullu, pag. 65.

(3) El prior habia salvado a varios comprometidos en la conspiración de Porlier que se acogieran al convento. No solamente los tuvo escondidos varios dias, sirviéndoles personalmente, por no fiarse de nadie, sino que les proporcionó la evasión en un buque inglés.En 1820 uno de los favorecidos trató de que se hiciera una demostracion con aquel buen religioso; pero el principal de los favorecidos le respondio:-Déjese V. de eso: ¡es fraile!