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fin trágico perpetúan el ilustre nombre de esta princesa en el corazon de los buenos españoles (1).

»Inmediatamente, como es de costumbre, la autoridad mandó suspender toda clase de diversiones, él teatro quedó cerrado, y una operacion trazada despues de tanto tiempo, desbaratada en un solo instante y sujeta de nuevo á otro órden de combinacion, tanto más espinosa cuanto que contando con el cercano momento, el secreto de pocos habia tenido que circular entre muchos.»

Suspendamos aquí un momento la narracion de' Van-Halen para consignar una noticia importante, que él calla u omite, cual es, que Vidal contaba con O'Donnell, segundo cabo de Elio; y áun cuando los que conozcan las bellísimas prendas, que adornaban á ese y otros individuos de su familia, de seguro no pedirán las pruebas, conviene aducirlas con el testimonio de escritor liberal é irrecusable (2): «Los indivíduos de las logias de Valencia habían urdido, de acuerdo con sus hermanos de Madrid. una vasta conspiracion para derrocar el gobierno de Fernándo. D. Joaquin Vidal, uno do los jefes conjurados, acababa de regresar á Castilla, donde había atado los cabos de la urdimbre, miéntras D. Diego Calatrava los extendia á la provincia valenciana. Vidal, de regreso de la córte, habia almorzado con O'Donnell, segundo cabo de aquella capitanía general, quien poseia el secreto de lo que se trataba.»

Prueban estas palabras, si pruebas se necesitaran, que la conspiracion de Vidal era masónica, y que O'Donnell estaba en los secretos de la masonería, como lo estaba el honrado conde de La Bisbal, segun veremos luégo.

«Toda la noche del 1.° (continúa Van-Halen) y todo el dia 2 de Enero no cesó Vidal de abocarse ya con unos, ya con otros compañeros, á fin de concertar un nuevo pero breve medio de verificar el arresto indispensable de Elio y sus satélites.

»Las diligencias con que todos procedieron fueron ciertamente laudables, pero la disposicion de los puestos de la plaza y de los destacamentos de fuera no era la misma el dia 2 que el dia 1.° Esta contrariedad, y el estado de agitacion en que se hallaban los ánimos de los comprometidos, puso á Vidal en la espinosa necesidad de celebrar una reunion para asegurarse de todos á viva voz, y hacer una nueva distribucion de fuerzas en el acto.

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(1) El autor da a entender que tanto María Luisa como Carlos IV, que murió poco despues, fueron víctimas de un parricidio. La imputacion es enorme, aun cuando hubiera indicios o rumores esparcidos por los mismos liberales. El autor no se molestó en dar ni siquiera los indicios, cuanto menos pruebas. Véase le nota primera de la pag. 196.

(2) Historia de la vida y reinado de Fernando VII, tomo II, pag. 135