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tambien sus peligros en los tribunales, pues á cada negativa le oponian los inquisidores una carta o papel que le comprometía. El inquisidor le enseño una de mero cumplimiento, que habia dirigido á Van-Halen : creyéndola insignificante, la reconocio por suya, mas se quedó muy chasqueado cuando el inquisidor, volviendo la hoja, le enseñó al respaldo escrita la palabra Numa, nombre que aparecia asimismo en la lista de los masones de Murcia. Era, en efecto, el nombre masónico de Lopez Pinto.

Este fué trasladado á las prisiones habilitadas en el edificio de las Recogidas, donde pocos dias antes se habia suicidado el capellan del regimiento de Lorena, comprometido tambien en la conspiracion. ¡Bueno sería el cura!

La Inquisicion de Murcia estaba allí tan mal servida como en su propio edificio. ¿Qué pensar de quienes, en una casa de correccion, como aquella, ponian de carcelero á… un gitano (1)? A los pocos dias de estar allí, se hallaba ya establecida la comunicacion clandestina con la francmasonería exterior y libre. Un estanquero de Murcia, llamado Jacinto, ganó al criado del gitano, y por su conducto recibia Lopez Pinto cuantos papeles necesitaba (2). Era esto en 1819.

Hácense horripilantes y terroríficas pinturas acerca del gran poder de la Inquisicion de España; pero es lo cierto que en los cinco lustros últimos en que existió el Santo Oficio, desde 1794 á 1820, éste se hallaba minado, y que en la guerra á muerte que sostuvieron entre sí la Inquisicion y la francmasonería de 1814 á 1820, se vió que el poder secreto y tenebroso de ésta era mucho mayor y más formidable que el de aquélla, que quedó, no solamente vencida, sino muerta á manos de su antagonista, resultando la francmasonería más fuerte que la Inquisicion.


10.ª conspiración: la de Polo en Madrid


Abortada la conspiracion de Lacy, y vistos los graves inconvenientes que tenía el que la lógia central estuviese en Granada, se acordó establecer otro centro en Madrid. Fue esto en Junio de 1817 (3). Además, el arzobispo de Granada no ignoraba los enredos del capitan general, conde de Montijo, y dió parte de ellos al inquisidor Verdeja, para que los pusiera en conocimiento del Rey (4). A pesar de la



(1) ¡Un gitano para la correccion de mujeres, y en un pueblo donde el director del Hospicio, que habia estado preso con los principes en Valesçey, habia abusado de su posicion horriblemente! ¡Qué católicos serian aquellos católicos!

(2) Van.Halen, torno II pág. 132.

(3) Asi lo dice Van-Halen, pág. 47 del tomo I.

(4) Idem, tomo I, pág. 138.