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ignorancia y de la vileza, paro que, á pesar de estos merecidos elogios, que le regala un escritor liberal (1), no por eso dejaba de ser mason, y de haber tenido una lógia en su casa en Cádiz durante la época de las Córtes.

Era ministro de la Guerra el marqués de Campo-Sagrado, de quien los liberales hablan bien. A la verdad, estando minado el ejército por una vasta conspiracion, de Granada á Barcelona, y de la Coruña á Murcia, ¿pordia ignorarlo el ministro de la Guerra? Y si quedare á salvo su lealtad, ¿ lo quedarán su aptitud y talento cuando se conspiraba con la mayor publicidad y casi á la luz del dia? Oigamos al escritor liberal de la ya citada vida de Fernando VII, narrar el descubrimiento de la conspiracion de Lacy, aunque de una manera amañada, y callando lo que bien sabía y ahora ya es público (2).

«Habíase fraguado en Cataluña (3) una conjuracion con numerosas ramificaciones, y se contaban en ella jefes militares de alta graduacion, empleados y comerciantes de mucho influjo en el Principado. Los generales D. Luis Lacy y D. Francisco Milans andaban enredados en sus hilos, y creíase que esta vez triunfaria la libertad, porque sus amigos no temían una grande resistencia en D. Francisco Javier Castaños, que mandaba las armas de Cataluña, engañados por la tortuosa política que empleaba. El general Lacy, que había derramado su sangre en la batalla de Ocaña, en los campos de Cádiz y en tantos puntos del reino peleando en favor de la independencia nacional, vióse con disgusto pospuesto y arrinconado á la vuelta del Monarca, porque no había sido de los que aprobaron con viles lisonjas la abolicion del gobierno representativo. Y habiendo hecho un viaje á Madrid y asistido á várias juntas secretas de los liberales, en las que figuraba el conde de La Bisbal (4), ofrecióles tomar parte en el alzamiento proyectado, y desenvainar su espada contra la tiranía, que así diezmaba y destruía á España.

»Hallándose, pues, al comenzar la primavera de este año (1817) en los baños minerales de Caldetas, donde se ha-

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(1) El autor de la Historia de la vida de Fernando VII, tomo II, pág. 120. El Sr. Rossell describe tambien sarcásticamente á Lozano de Torres.

(2) El autor de la Historia de la vida de Fernando VII, de quien se copia este párrafo (tomo pág. 121). ¿cómo podía ignorar el verdadero origen de aquella vasta conspiración? Van-Halen había hecho revelaciones en 1829 y la Vida de Fernando VII se imprimía en 1842.

(3) Hemos visto que era en toda España.

(4) Conviene tener en cuenta esta complicidad de La Bisbal para estudiar su conducta ulterior.

No fué él sólo quien se portó así. El conde de San Roman, que tambien estaba complicado en aquellos sucesos desde 1815, despues se hizo realista. Dicelo el capitán D. José Urcullo en su Narracion de los sucesos de la Coruña, de que hablaremos luego (Relacion histórica, etc., pág. 59).