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3.ª conspiración: sublevación de Mina en 1814.


Mina estaba afiliado á la francmasonería desde antes de la conclusion de la guerra de la Independencia: oficiales prisioneros escapados de Francia, y aun algunos otros sectarios antiguos, habian logrado atraerle é iniciarle. Los hermanos de Cádiz sabian que podian contar con él, le prodigaban incienso en sus periódicos, ensalzaban hasta las nubes los más insignificantes hechos, y le atribuian triunfos quiméricos, como la supuesta derrota de la guarnicion fugitiva de Zaragoza, á la cual ni aun llegó á ver, segun queda referido (1). A estas intrigas y falsos encomios debió su rápida á intencionada elevacion al fin de la campaña, y la destruccion de la división soriana para aumentar la suya, con la cual podia contar el gobierno liberal, y no con la de Durán. Negarle á Mina valor y resolucion, y lo mismo á su columna, y tambien grandes y ciertos triunfos, sería una injusticia notoria y una parcialidad inicua ; pero tambien tenían tan buenos servicios y brillantes hechos de armas los otros á quienes se rebajó para realzarle á él.

Por otra parte, sus huestes gozaban fama de indisciplinadas, y en el poco tiempo que estuvieron en Zaragoza lo acreditaron, pues los zaragozanos, poco sufridos, viendo los robos y violencias que cometian, anduvieron á balazos con ellas en más de una ocasion, y sobre todo en el arrabal, para defender sus huertas, y aun sus casas é hijas.

Necesario es consignar estos tristes antecedentes, pues sin ellos apenas se explica la atrabiliaria tentativa de apoderarse do la ciudadela de Pamplona y encender la guerra civil en un país devastado por una guerra extranjera de seis años. Esta conducta impolítica, sediciosa, antipatriótica é injustificable, manifiesta la incapacidad y orgullo sectario de aquel hombre rudo, terco é inhumano, á quien la revolucion ha levantado muy alto, para oprobio suyo. Pero la historia eu su día le pondrá muy bajo, entre aquellos que han querido aparecer héroes quemando pueblos, fusilando inocentes y degollando centenares de hombres indefensos para aterrar á un puñado de enemigos, que á su vez hubieron de usar contra él de horribles represalias. Ese era Mina.

La descabellada intentona de 1814 sólo se explica por su incapacidad y por su docilidad á las sugestiones de las sociedades secretas, de quienes era instrumento, y á las que debia su rápida elevacion, superior á su mérito, y para la cual no daban suficiente motivo su innegable valor y ardi-

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(1) Véase lo dicho en el párrafo XXVIII.