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men publicando en una real órden la inocencia de D. Juan y concediéndole una pension vitalicia por sus padecimientos. De este modo galardonó el ministro al que poseía el secreto para que no revelase el acto y el verdadero origen del suceso.» Quizás aclare algo lo siguiente.


2.ª conspiración: Cádiz 27 de Agosto de 1814 .


La autoridad militar de Cádiz descubrió una conspiracion para proclamar la Constitucion en aquella plaza el día 27 de Agosto de 1814. El gobernador militar, Villavicencio, estableció con este motivo una comision militar; y habiendo llegado á noticia de la corte que aquella conspiracion tenia vastas ramificaciones por todas las capitales de España y en el ejército, mediante las sociedades secretas, que obraban con gran exaltacion y poco recato, mandó, por decreto de 6 de Setiembre, que se formasen otras comisiones iguales en todas las capitales de provincia.

Bullia ya entónces el proyecto de restituir al trono al pobre monarca D. Carlos IV, que, sin ser Rey constitucional, habia reinado y no gobernado, y se le creia, por tanto, muy á propósito para llamarse Rey bajo la democrática Constitucion de 1812, al ménos durante el tiempo necesario para consolidarla y relevar al anciano Monarca de la pesada carga de Rey titular, ó sea in partibus infidelium.

El consejo militar de Madrid castigó públicamente con argolla poco despues (10 de Setiembre) á un tal D. Juan Félix Rodriguez, por haber expresado con demasiada imprudencia estos deseos á favor de Cárlos IV y María Luisa.

A los pocos dias, en la noche del 16 al 17 de Setiembre, fueron presos en Madrid más de ochenta liberales complicados en esta conspiracion. Negóse, á pesar de eso, todo lo relativo al conato de asesinar al conde de La Bisbal, y lo mismo los proyectos de restablecer la Constitucion del año 12 en Cádiz, y en el trono á Cárlos IV, como se niegan siempre todas las conspiraciones que salen mal; y aun se añadió que todo ello lo habia inventado un cura sevillano, de acuerdo con Eguía. Pero es lo cierto que esos hechos indicaban la existencia de un plan general y vasto, ramificado por toda la Península y con relaciones en el extranjero, y sobre todo con los que preparaban en Francia el regreso de Napoleón.

El aborto de la conspiracion de Mina pocos dias despues, puso en claro que aquello no era ficcion del gobierno.