Página:Historia de las sociedades secretas, antiguas y modernas en España y especialmente de la Francmasonería - Tomo I.pdf/169

Esta página no ha sido corregida

El autor de la Historía de la vida y reinado de Fernando VII trae más noticias acerca de este misterioso suceso, y da á entender que Eguía trató de deshacerse de La Bisbal por semejante medio; pero esto parece, no solamente absurdo, sino hasta inverosímil. ¿Cómo Eguía, acérrimo realista, había de querer hacer asesinar de ese modo á los principales realistas de aquel tiempo? Dice así el citado autor, poco veraz en esta parte (1):

«En los primeros dios de Julio recibieron el teniente-rey de Cádiz, el gobernador de Sevilla y el teniente-rey de Valencia, una orden con la estampilla y firma del ministro de la Guerra, Eguía, prescribiéndoles que inmediatamente y con la mayor reserva encerrasen en las fortalezas de aquellas ciudades á los respectivos generales Villavicencio, conde de La Bisbal y Elío, y que, verificada la prision, abriesen un pliego cerrado contenido dentro del primero y ejecutasen lo que en él prevenia S. M. El gobernador de Cádiz reunió á los principales jefes del ejército, encargándoles el secreto bajo pena de la vida, y, examinado el oficio, acordaron unánimemente suspender el arresto del general hasta que el ministro respondiese á la consulta que elevaron, pintando los peligros de desvirtuar á la autoridad constituida en un pueblo tan liberal.

»Identico acuerdo adoptaron en Valencia los jefes militares, hechuras todos de Elío, y comprometidos en las anteriores tramas; pero en Sevilla, congregados y juntos los mandarines, procedieron á la prision del conde de La Bisbal; y quitada la cubierta al pliego cerrado, encontraron una órden para fusilar en el acto al referido conde. Ni por el sello ni por la rúbrica podia traslucirse el menor engaño, y hasta la letra del decreto era igual á la de D. Juan de Sevilla, oficial de la secretaría de la Guerra, de cuyo puño se extendían los documentos de esta clase; pero afortunadamente parecióles inverosímil aquel mandato, á pesar de las señales que lo autorizaban, y despacharon en posta á Madrid al oficial de caballería D. Lucas María de Yera, solicitando aclaraciones, y entre tanto retuvieron en la cárcel al conde de La Bisbal. Regresó a Sevilla diciendo que todo habla sido supuesto, y que se diese libertad al inocente conde, á quien en triunfo trasladaron al templo á tributar las gracias al Soberano Autor de la naturaleza en medio del repique general de campanas y de las salvas de artillería... La letra declaraba á voz en grito al autor, y los maestros revisores dijeron que... era de puño del dicho D. Juan... Con general sorpresa corrióse en el mes de Octubre el velo al crí-

_________________


(1) Tomo II, pag. 65.