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1.ª conspiración para asesinar a Elío y al conde de La Bisbal.


«Un párrafo inserto en la Gaceta de 12 de Julio de 1814 reveló las circunstancias del plan que contra la vida (de Elio) se habia fraguado; á consecuencia del cual se suplantaron dos reales órdenes, firmadas al parecer por el ministro de la Guerra Eguía, para que se le arrestase como traidor y se le ajusticiase ignominiosamente (1). El Rey ofreció diez mil pesos al que descubriese al autor ó cómplices de aquel hecho, mas nada se averiguó; pues aunque prendieron al oficial del ministerio de la Guerra D. Juan de Sevilla, por sólo el indicio de parecerse su letra á la de las supuestas reales órdenes. hubo de declarársele inocente y recompensársele con cuatro mil reales de pension vitalicia sobre la Encomienda de Acenche, de la Orden de Alcántara.»

Al mismo tiempo que se tramaba ese medio de matar á Elío, se conspiraba tambien para asesinar á D. Enrique O'Donnell, conde de La Bisbal.

«Habia pasado este jefe en otro tiempo por eminentemente adicto á las instituciones constitucionales hasta que regresó el Rey de su cautiverio. Refiérese que incierto entónces del partido á que Fernando se allegaría, envió á un coronel con dos felicitaciones distintas, una sumamente favorable al Código establecido por las Córtes, y otra en extremo opuesta á todo sistema de libertad y de representacion nacional, y que al propio tiempo le dió el encargo de entregar al Monarca la que viese se acomodaba mejor á sus intenciones. Esta especie, que cundió al punto muy acreditada, desagradó sobremanera á los patriotas, y por esto, y por otras várias causas que acabaron de indisponerlos con el conde, se arrojaron sin duda á ejecutar un terrible escarmiento en su persona, que les salió tan vano como el intentado contra Elío (2).»

Presas llama al conde de La Bisbal hombre «cuya inmoralidad y malas costumbres eran tan públicas y notorias, que no se ocultaban ni á las gentes de la calle (3).» Sábese que era francmason, que éstos le aterraron con ese proyecto de asesinato, y que despues de varias hipócritas vacilaciones les sirvió muy bien en 1820, como veremos luego.

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(1) Prefiero en esto, corno en casi todo, valerme de narraciones ajenas. La presente y la que sigue están tomadas de la continuacion de la Historia de España por mi amigo y compañero D. Cayetano Rossell, persona de recto criterio y bastante imparcialidad; tomo XXI, pág. 93.

Esta suplantacion explica la de la orden para fusilar a Van-Halen en i1815. Quizá despues de valerse de él querían sus cómplices hacerlo desaparecer.

(2) Rossell, tomo XXI. pag. 92.

(3) Pintura de los males, etc., pág. 124.