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za y el caciquismo; simbolizados en el ejército y la burocracia, polos en que se apoyan los gobiernos al estilo moderno, sustituyendo una tiranía eventual con dos tiranías ciertas.

Logró el Rey librarse de estos lazos en 1814, por consejo del embajador inglés, y gracias á Elio y algunos otros generales, disgustados del charlatanismo gaditano, de las intrigas de aquel gobierno v de los móviles secretos, pero ya bien conocidos, que lo dirigian en sus actos y tendencias políticas. El pueblo ni entendia ni ménos apreciaba ni deseaba la nueva Constitucion; detestábanla el clero y la nobleza: sosteníanla con todas sus fuerzas los empleados y los que esperaban vivir á costa de ella, y muchos de los generales ya entónces afiliados á las sociedades secretas. Algunas expresiones imprudentes vertidas en las Córtes contra el ejército (1), y la parcialidad del gobierno en la distribucion de premios, y de la prensa en la narracion de los sucesos, tenian exasperada á la mayor parte del ejército; y todas estas cosas unidas hicieron contra la Constitucion y las Córtes más que la decantada representacion de los Persas, que hubiera significado bien poco sin la indiferencia del pueblo, el disgusto del ejército, y la aversion del clero, la nobleza y los hombres acaudalados y de ideas religiosas, Por desgracia, el Monarca era poco á propósito para dominar aquellas circunstancias, y, personalmente, indigno de los sacrificios que la nacion habia hecho por él, y del apoyo y casi ciego culto que el partido realista principió á tributarle. Su conducta anterior habla sido muy poco digna, faltando á las leyes de la religion y de la naturaleza, conspirando por dos veces contra sus padres y destronándolos por medio de una sedicion militar, que sembró en el ejército la inmoralidad y los gérmenes de rebelión é indisciplina, males antes desconocidos y desde entonces crónicos (2). Su política, al ponerse en manos de Napoleón, fué estúpida y digna de los estupidsimos consejeros que le habian precipitado al crimen; sus bajezas para ganarse el favor de Napoleon, sus felicitaciones, sus cartas, son tan cobardes, villanas é indecentes, que hubieran avergonzado al último mendigo de España, ¡de España, donde los mendigos piden limosna con cierto decoro (3)!

El partido realista pasó por todo; la historia, de hoy en adelante, tiene que ser severa, y muy severa, con Fernan-

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(1) Con motivo de unos palos (muy bien ganados) qué dió Osma al diputado Calvo de Rozas, hubo un conflicto serio, y un diputado calificó al ejercito de chusma de mercenarios y asesinos pagados. Estas palabras hicieron muy mal efecto en el ejército, y los realistas las explotaron.

(2) Véase en el apéndice la serie de las sublevaciones militares de España desde 1808, en que se demuestra que desde entonces no ha pasado un año sin una sedicion militar.

(1) Publicólas Llorente bajo el anagrama de Nellerto.