Página:Historia de las sociedades secretas, antiguas y modernas en España y especialmente de la Francmasonería - Tomo I.pdf/140

Esta página no ha sido corregida

esterlinas, de las que habia entregado Inglaterra para indemnizar á los perjudicados en la abolicion del tráfico negrero. El capitan de navío D. Roque Guruceta y los marinos encargados de recibir los barcos rusos, declararon que estaban inservibles. El almirante ruso Muller, que los habia traido, Ugarte y Tattischefí decian que eran excelentes, pero que los marinos eran unos pícaros liberales, que no querian admitirlos por no embarcarse para América, y el público llegó á creer que unos y otros tenian razon, Una desgraciada experiencia acreditó la inutilidad de los barcos.

Ugarte tuvo el feliz pensamiento de proponer al conde de La Bisbal para jefe de la expedición, lo cual prueba su gran perspicacia, pues el señor conde estaba ya entónces desacreditadisimo con todos. Por otra parte, la expedicion no acababa nunca de aprestarse, y los fondos que sacaba Ugarte de tesorerías eran ya tantos, que reclamando los intendentes y viniendo quejas de todas partes, fue enviado éste al alcázar de Segovia, para que allí, más despacio, fuera pensando en el arreglo do sus cuentas con el Tesoro. De allí le sacó la revolución de 1820 con aureola de víctima, y vuelto á la gracia del Rey, tambien en concepto de víctima fue comisionado por éste para la creacion de juntas realistas secretas en las provincias, y levantamiento de partidas, en lo cual trabajó con acierto y celo, corriendo algunos riesgos. Mas esto pertenece ya al capítulo siguiente, y como los liberales siguieron hablando de la camarilla y de su influencia, aun despues del año 1824, para entónces dejaremos el continuar este asunto y consignar las respuestas y vindicaciones que los realistas dieron contra los desmanes que los liberales imputaban á la célebre camarilla, Los realistas partidarios de ella no negaban su existencia, pero atenuaban los cargos relativos á influencias extralegales, y disculpaban otros. Los realistas honrados y los católicos fervorosos y alejados de la política la miraban casi tan mal como los liberales, y le echaban la culpa de todas las desgracias, absolviendo y disculpando al Rey. Con todo, es lo cierto que éste sabia burlarse de unos y otros, hasta de la misma camarilla y de los rusos. Buena prueba dió de ello en las negociaciones de su segundo matrimonio. Mientras Ceballos y todos los rusófilos negociaban el casamiento de Fernando con una princesa rusa, él se burlaba de ellos tratando su casamiento y el de D. Carlos con las princesas del Brasil, en lo cual gestionaban Lardizabal, ministro de Indias, Vigodet, el P. Cirilo y Calomarde, Interceptada por los insurgentes la correspondencia de Lardizabal, y publicada en los periódicos de los Estados-Unidos, llegó la noticia á Europa, donde produjo gran hilaridad, por el chasco que recibian los augustos novios al ver descubiertos sus miste-